Los discursos de dos políticos que deben salir de la escena imagen

El domingo fue de discursos: uno enérgico cargado de ira y otro bastante mediocre y mal leído. Ambos carentes de sustento son un intento desesperado por rehuir de la justicia.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

El alcalde capitalino Álvaro Arzú Irigoyen lo hizo de nuevo. En un acto público, volvió a emitir declaraciones bélicas y atacó a la prensa guatemalteca en otro de sus recurrentes exabruptos. “Tenemos que pasar por encima de las cabezas de los medios de comunicación, nos vamos a subir las mangas”, dijo.

El jefe edil, emite un nuevo mensaje de confrontación, de ira y de violencia. ¿Ese es el alcalde que gana elecciones consecutivas en una ciudad que lo que urge es paz? Me pregunté. Entonces lo entendí, la ciudad es el reflejo de su prepotencia. Que hay de extraño si un policía municipal te intimida, por qué sorprendernos si nos ponen una multa o un cepo arbitrario.

El alcalde, cuya cercanía con un presidente que no conoce la “O” ni por lo redondo, está de nueva cuenta al pie del cañón, promete “subirse las mangas” y dar pelea. ¿Contra qué o quién quiere pelear? ¿Contra los medios de comunicación? ¿Por qué? Será que le molesta que los periodistas reproduzcan información que ofrece el Ministerio Público –MP– y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala –CIGIG–.

¿Será que le molesta la crítica y los cuestionamientos hacia su hijo, el presidente del Legislativo? Arzú decide no tomar distancia de un excéntrico mandatario que se apoya en la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad –SAAS– para patrocinarse lujos y banquetes, al estilo de las monarquías europeas.

“Dime con quién andas y te diré quién eres”. El longevo refrán que a veces puede parecer un tanto prejuicioso, desde luego que este no es el caso, se aplica para ambos políticos, que se escudan en la institucionalidad para hacer de este país su finca y servirse del Estado con la cuchara grande.

Lo cierto es que Arzú nos recuerda que no permitirá la crítica, que será intolerante a todas aquellas posturas que no sean complacientes con sus desvariados puntos de vista y que usará incluso la fuerza contra sus “enemigos”, con tal de defender a “sus amigos” (vaya amistades).

El otro discurso, el de siempre el de la persecución política

En otro plano el vicepresidente del Organismo de la vergüenza Felipe Alejos, otro del selecto grupo de los ciento y tantos próceres de la impunidad, se recetó un derecho de respuesta a los señalamientos que le hace el MP y la CICIG. Las investigaciones lo vinculan con ser parte de una red que participaba en la agilización de la devolución del crédito fiscal mediante coimas.




Alejos grabó un mensaje el cual fue televisado. Durante su mensaje el parlamentario arremeta contra la CICIG y el MP y aduce que las investigaciones en su contra carecen de fundamento y que tienen tintes políticos. El estribillo de la “persecución política”, trillado y desgastado, es la principal defensa de la vieja política que se niega a salir de su zona de confort para enfrentarse a los tribunales y dilucidar en el plano judicial aquellos señalamientos, al parecer bastante fundados, que pesan en su contra.

Casi me convence Alejos, de no ser porque me dio la impresión de que su discurso, mal escrito, mal leído, pesimamente entonado y carente de sustento, lo había escrito un estudiante aspirante al cuarto puesto de oratoria de un colegio de primaria. De no haberme dado esa impresión, seguro Alejos te hubiera creído. 

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