Guatemala ha despertado a una nueva forma de manifestación. Una que individualizó a varios parlamentarios y que les llenó de miedo, los fueron a buscar a sus casas. Así replica la ciudadanía guatemalteca, una forma de protesta ciudadana que aterra a los diputados.
El sábado pasado miles de ciudadanos acudieron a la Plaza de la Constitución, para exigir se derogará el presupuesto 2021. Los excesivos gastos en alimentación, vehículos, publicidad y compras injustificadas los llevaron a gritar su descontento con la clase política al pie del Palacio Nacional.
Otros cientos hicieron lo propio en sus comunidades. Plazas y parques se convirtieron en el escenario de los inconformes. Sin embargo, otros encontraron en las viviendas de algunos parlamentarios el sitio ideal para expresar su repudio. “No te queremos, ladrón”, “Vas a ir a la cárcel” y los más variados coros altisonantes sonaron a la puerta de las viviendas de los diputados.
A Marvin Alvarado, diputado por Totonicapán, su vivienda y familia, fueron abordados por un grupo de personas que le dejaron un mensaje. Una vez más, el aguerrido pueblo K’iche’, dejó en claro que con ellos no se juega ni se les miente. Con pancartas, alto parlantes, gritos de repudio e insultos, los manifestantes se apostaron durante varias horas frente a la vivienda de Alvarado en San Cristóbal, Totonicapán.
Pero esta vez no fue un levantamiento como en 1820, fue la indignación de los habitantes del departamento por el voto favorable que dio Alvarado al presupuesto 2021. Y tal fue la molestia de los inconformes que una parte de la casa de Alvarado, quien integra la Comisión de Finanzas del Congreso y fue electo por el partido Bienestar Nacional, sufrió daños materiales.
A 69 kilómetros la casa de Alvarado, varios diputados de San Marcos también recibieron la visita de sus electores. “Fuera Ladrones”, “Renuncia Ya” y otra andada de insultos, le hicieron ver a los diputados que “el pueblo desaprueba su proceder”. La parte frontal de las viviendas de algunos de ellos, fueron tapizadas con cartulinas que llevaban mensajes de repudio y descontento por la aprobación del presupuesto.
El analista político Renzo Rosal, sostiene que dos terceras partes del congreso son distritales, y por ello la importancia de la acción directa con los representantes de cada departamento (distrito). Rosal asegura que es importante pedir cuentas, recordarles que son representantes de las personas, no solo es positivo, sino que correcto, sostiene.
“Es una correcta acción para reivindicar el principio de representación política, base de la elección y rol de los diputados”, Renzo Rosal.
Glenda Aguirre, una guatemalteca inconforme con el proceder de los diputados considera que llevarles la protesta a la casa es una medida extrema, pero efectiva. “Mire, si se hace frente al Congreso todos se acuerpan, pero si les llevamos la protesta a la casa, allí si ponen atención”, sostiene Aguirre.
Y es que esta medida ha sido implementada en otros países, donde los parlamentarios y funcionarios han reaccionado ante el hartazgo de la población. En Costa Rica, por ejemplo, en 2018 un grupo de manifestantes llegó a la casa de la presidenta de la Asamblea Legislativa, Carolina Hidalgo. Con ollas y tarros, los inconformes dejaron clara su oposición al plan fiscal que se discutía en dicha asamblea. Tal fue la presión que ejercieron, que Hidalgo publicó en sus redes sociales los inconvenientes de la protesta y accedió a dialogar.
Más al sur, en Paraguay, en agosto estudiantes fueron a la casa del Ministro de Hacienda, Benigno López para hacerle saber su inconformidad. Misma que se originó por recortes en la educación superior y la negativa de exonerar de pagos a estudiantes de universidades nacionales. Y aunque la casa de López estaba custodiada por policías, una batucada, carteles y rollos de papel higiénico fueron arrojados a la vivienda del funcionario.
Los chilenos también han recurrido a las manifestaciones en las viviendas de funcionarios para hacerles ver sus inconformidades. En noviembre de 2019, una manifestación de ciclistas, que comenzó en la Plaza Italia, recorrió varios distritos de Santiago y terminó frente a la casa del presidente Sebastián Piñera. Según los manifestantes el movimiento no fue concertado, sino más bien algo espontáneo. Y a estos se les unieron motoristas y artistas para hacerle ver su descontento al presidente, que pedían no ser multados por trabajar en la calle. En lo que se conoció como el “Domingo sobre ruedas”.
El corazón del reino más valiente, el de los K’iche’, nos ha dado un ejemplo de hasta dónde puede llegar la voz de un pueblo. Pero, sobre todo, recordarles a los diputados que están allí para servirnos, y no servirse de un pueblo. Así llevaron sus voces a las casas de los diputados.