En todo el territorio nacional aún existen casas que están construidas solamente sobre tierra, láminas y más de alguna viga para sostener la estructura.
Dichas edificaciones se pueden observar de manera consecutiva en el interior del país. Mientras, en la ciudad capital se miran en las colonias, los asentamientos o barrios, donde habitan personas de escasos recursos.
¿Cómo es vivir sobre la tierra? Para la familia Pérez, que desde hace 15 años reside en las cercanías de la Avenida Cementerio Las Flores, su casa es humilde a pesar de que posee los ambientes básicos. “Antes vendíamos tortillas, pero por las extorsiones nos retiramos. Nuestro hogar está cubierto de lámina y madera, aún no hemos podido echar torta para el piso”. “Antes todos estos terrenos eran monte y sobre la avenida no había asfalto. Hoy, algunas residencias aún no tienen bloc ni piso cerámico”, comenta Hugo Pérez, jardinero de profesión.
La lluvia es su peor enemigo, desde lodo y filtraciones, son algunas de las consecuencias que afecta a la familia. “Cuando llueve, toda la parte que no está cubierta se enloda, esto ocasiona muchas veces que se arruinen nuestras pertenencias. Si las láminas poseen filtraciones todo se moja”.
Caminar sobre el lodo, también los expone a padecer problemas con su salud. “A veces nos enfermamos y cuando vamos al centro de salud nos mencionan que la tierra es la que ocasiona que tengamos problemas respiratorios”.
A pesar de ello, la familia Pérez continúa su vida como los matorrales sobre la tierra que cubren parte de su hogar. Para ellos, su visión es terminar de construir su hogar de bloc, sin láminas y con un techo de concreto. “No todos tenemos la oportunidad de vivir en una casa hecha de bloc y concreto. Pero, esperamos pronto construirla bien para que en la época de lluvia no suframos de mojarnos y enfermarnos”, dice Hugo.
Estadísticas
Según el programa Hábitat de Naciones Unidas todas las personas sin importar edad, sexo y raza tienen derecho a una vivienda digna. “Una vivienda digna, significa disponer de un lugar privado, espacio suficiente, accesibilidad física, seguridad adecuada, seguridad de tenencia, estabilidad y durabilidad estructurales, iluminación, calefacción y ventilación suficientes, una infraestructura básica adecuada que incluya servicios de abastecimiento de agua, saneamiento y eliminación de desechos, factores apropiados de calidad del medioambiente y relacionados con la salud, y un emplazamiento adecuado y con acceso al trabajo y a los servicios básicos, todo ello a un costo razonable”.
Con datos de ENCOVI en 2014, la distribución se dividía en: 88.6 por ciento de los hogares en Guatemala vivían en una casa formal, el 7.2 por ciento en casa improvisada, el 2 por ciento en un rancho y el 2.3% restante, en un cuarto en casa de vecindad, en un apartamento u otro.
Los jóvenes guatemaltecos son los que más predominan en el país y muchos aún no poseen acceso a educación, salud y menos a una vivienda digna.
El estudio de 2014 citaba y describía, los materiales de las viviendas de los jóvenes guatemaltecos de las edades de 13 a 29 años. El 56.6 por ciento de las casas tenían como material predominante el bloc, mientras que el 16.6 por ciento es de adobe, en el 14.4 por ciento es de madera y el 5.7 por ciento es lámina metálica.
Con los jóvenes indígenas de la misma edad, arrojaba los siguientes datos, en cuestión de las construcciones de sus hogares: el 43 por ciento de las viviendas, el principal material es el bloc, mientras el 26 por ciento es de adobe, el 21.9 por ciento es madera y en el 6.8 por ciento es la lámina metálica, lepa, palo o caña.
Aquellos que viven en el área rural, el 41.1 por ciento de las viviendas tienen como material predominante el bloc, mientras en el 22.9 por ciento es el adobe, el 25 por ciento es la madera y en el 6.2 por ciento es la lámina metálica, lepa, palo o caña.
También, el techo es un factor importante, ya que del 73.9 por ciento de las viviendas en Guatemala, el principal material es la lámina metálica, mientras el 18.2 por ciento de las casas su principal material es el concreto, el 4.9% es la teja y por último el 2.3 por ciento es paja, palma o similar.
El área rural del país posee los datos más bajos. Un 82.3 por ciento de las viviendas poseen lámina metálica, en el 6.7 por ciento el principal material del techo es la teja, en el 6 por ciento el concreto y el 4.3 por ciento es paja, palma o similar.
La distribución del total de viviendas, en las que habitan los jóvenes de 13 a 29 años, según el material predominante en el piso de la casa, el cual permite determinar que en el 40.6 por ciento el principal material es la torta de cemento, en el 29.3 por ciento de las viviendas el piso es la tierra, en el 15 por ciento es el ladrillo cerámico y en el 13.8 por ciento es el ladrillo de cemento.
La mayoría de los jóvenes indígenas viven sobre la tierra, sin poseer una torta de cemento.
En el 36.1 por ciento de las viviendas, su principal material es la torta de cemento, el 45.2 por ciento el piso es la tierra, el 9.7 por ciento es el ladrillo de cemento y el 7.3 por ciento es el ladrillo cerámico.
En el área rural, se pudo observar que 39.2 por ciento de las viviendas, el principal material es la torta de cemento, el 44.5 por ciento es la tierra, el 7.6 por ciento es el ladrillo de cemento y en 6.8 por ciento es el ladrillo cerámico.
En Guatemala y Quetzaltenango, menos del 15 por ciento de las viviendas poseen piso de tierra, mientras que en Jalapa y Alta Verapaz, la proporción de viviendas con piso de tierra es superior al 50 por ciento.
Con información de la Procuraduría de los Derechos Humanos.