La batalla de Wilson para proveer dignidad a su mamá imagen

Wilson Emilio Gómez Espinoza es un guatemalteco ejemplar que busca la forma de sobrevivir a la crisis económica con un motivo que puede llevar a las lágrimas.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Wilson es artista en sus tiempos libres, lector en sus momentos solitarios y actor, incluso para algunos cortometrajes. Aunque la educación profesional se le fue negada y debió trabajar desde siempre, este hombre demuestra que el arte es inherente al ser y no depende de la educación formal.

Durante muchos años trabajó para el servicio de extracción de basura, pero no obtenía lo suficiente y los riesgos eran máximos. Con esta labor aprendió a no tenerle miedo a nada y a saber que los desechos de unos son las oportunidades de crecimiento de otros. Ahí recolectaba libros y los consumía con hambre de vida.

Con la pandemia, Wilson debió buscar otra forma de trabajo, pero todo estaba cerrado, no había dónde ofrecerse de cualquier puesto que pudiera desempeñar. Tras pensarlo mucho e invertir todo lo que tenía, modificó su bicicleta y ahora se dedica a hacer viajes. Hace fletes y entrega paquetes de todo tipo, hace mandados e incluso hace compras en el mercado.

Para innovar, este hombre utiliza sus redes sociales para publicitar sus servicios y fue así como se viralizó entre algunos círculos sociales y sus pedidos han ido creciendo.

Toma las medidas de seguridad y salud necesarias para entregar de forma correcta los paquetes. Además, sobresale por su educación y amabilidad.

Su número es 42091305

En sus post explica:

“Si en los próximos días se le ofrece algún mandado de mensajería o mercado, no dude en llamarme (…) trataré de no defraudarle”.
“Le garantizo que si son objetos frágiles conmigo no corre el riesgo que se quiebren. Soy muy cuidadoso”.

Su mayor motivo

La razón de la fuerza de Wilson y su ánimo inquebrantable es su mamá. Blanca Estela Espinoza Ovando, de 66 años, se debate entre la demencia senil y la lucidez. Cualquier exceso de su juventud y su edad la han llevado a vivir en una realidad paralela que no le permite distinguir de la realidad y la imaginación. Es una niña atrapada en el cuerpo de una adulta mayor. Blanca ha llegado incluso a escaparse, sin mascarilla, del lugar donde están alquilando y ha tenido problemas con la ley.

Wilson vela por la salud de su mamá y aunque ha intentado en diversas oportunidades pedir apoyo del Estado, no se le ha brindado. Ha acudido a la sección del adulto mayor a través de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) y de la Procuraduría General de la Nación (PGN), además ha intentado recibir ayuda del Hospital Federico Mora, pero no ha recibido apoyo.

Wilson sale todos los días a hacer mandados en su bicicleta pensando en la salud de su madre y en la comida diaria. Con sentido dolor nos explica: “La semana pasada fui al hospital de salud mental a plantear su situación y luego de haber tenido una conversación con un médico me sugirió que la llevara amarrada, para evitar conducirla por la vía de la violencia”, pero no han podido, no quiere lastimar a su mamá.

Wilson sigue detallando: “Opté por hacer un último intento al recurrir a la PGN, vinieron dos personas representando dicha institución y luego de ver el cuadro, concluyeron que ellos no podían hacer nada al respecto. Y me sugirieron que fuera a un juzgado con la finalidad de conseguir la orden de un juez; cosa que no obtuve”.

Ante la negativa del Estado, el peligro que corre su progenitora y la necesidad de salir diariamente a obtener el sustento, Wilson no pierde la oportunidad de pedir apoyo para ella pues merece vivir dignamente y bajo la medicación exacta.

Lo único que consiguió del Hospital Federico Mora, tras dos visitas y múltiples ruegos, fueron 4 frascos de un compuesto químico antipsicótico, que no ha tenido ningún efecto en ella y solo duraron 20 días.

“Ayer fue a romper un vidrio de unas primas suyas, la policía se presentó e hizo un relajo donde el perjudicado era yo, ya que tenía que pagar el vidrio roto. Yo expliqué que no tenía dinero, luego, dije que al no tener un empleo me estaba dedicando a hacer mandados en una bicicleta (…) De verdad me parece injusto que yo sea producto de críticas cuando he hecho lo humanamente posible para mejorar la salud mental de mi madre, pero sé que vamos a salir adelante con los mandados que haga”.

Wilson y Blanca necesitan ayuda y piden que les confíen los viajes que se puedan, o bien, que alguien les ayude para internarla en algún lugar donde su vida no corra riesgos.

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