Giammattei está tan relajado que ya ni excusas inventa imagen

Los casos van en aumento, las medidas se han relajado, así como el gobierno que ya ni se molesta en inventar excusas para su ineficiencia.

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Los centros de vacunación para el COVID-19 se han convertido en lugares de emisión de carbono, sueño y paciencia. Será por la elevada demanda de una dosis que podría salvarles la vida, o la ineficiencia de un gobierno que tiene a Guatemala en el penúltimo lugar de vacunación en américa latina con un 3.46 porciento. Lo cierto es que las colas en lugares como la Universidad de San Carlos y Rafael Landívar hablan de una población sedienta de vacunas que el gobierno no les puede dar.

Desde muy tarde en la noche, Irasema y su hermana Rocío comenzaron a empacar. Un termo de café, dos bolsas de panes, un par de frazadas y una batería extra para el IPad les harían compañía en el oscuro boulevard. Llegadas las 10, en la vivienda ya no había luz, ni ruido, solo la respiración de las hermanas nacidas en la época del amor libre. A las 2:45 salieron a buscar consuelo junto al Socorro, ese multimillonario proyecto que se detenía por no cumplir con las disposiciones oficiales, allí comenzaba la fila.

La recomendación de su amiga resulto cierta, pues al llegar al boulevard, ya había cerca de 60 automóviles en fila a la entrada de la URL, eran a penas las 3:10. La espera comenzó y a las 10:50 cruzaban el umbral de la entrada de la casa de estudios con el nombre del jesuita. Cuarenta minutos después, a las 11:50 comenzaban el retorno a su casa.

Las hermanas fueron algunas de las que corrieron con suerte ese día, pues la URL tiene disposición de 800 dosis diarias.  Y muchas de las familias que esperaban tras de ellas se quedaron sin vacunarse, pese a tener cita.

Al otro lado de la ciudad, en la Tricentenaria, las noticias no eran mejores. Las colas, si iguales y el tiempo pasa tan lento como en Landívar. Pero la noticia del martes en la noche dejo a muchos inquietos. Por medio de sus redes sociales dieron a conocer que los puestos de vacunación de la zona 12 y el CUM en zona 11, solo administrarían la vacuna de AstraZeneca, pues dosis de la vacuna de Sputnik V ya no tenían en existencia.

La vacuna Sputnik V, la que tantos dolores de cabeza le ha traído al gobierno de Alejando Giammattei, se agotó en la USAC. Esa vacuna por la que el gobierno suscribió un contrato de Q614.5 millones para la compra de 16 millones de dosis. Compra que fue ampliamente cuestionada y cuyo contrato corre peligro de incumplirse y Guatemala de perder el poco dinero que tiene para atender la pandemia.

Quienes logran una de las pocas dosis disponibles agradecen al personal de salud, a las casas de estudios y al gobierno. Pero esos que no la logran, que madrugan y pierden su tiempo en largas filas aún no saben que pasará con ellos. “Mire he venido tres veces a la Landívar y siempre hay una gran cola y no se puede hacer nada más que esperar”, asegura Virginia Tejada.

Los casos van en aumento, las medidas se han relajado, así como el gobierno que ya ni se molesta en inventar excusas para su ineficiencia. Guarda silencio, deja que sus mandos medios den la cara por una crisis que ni él ni su equipo fueron capaces de manejar es la norma. Los guatemaltecos estamos a merced de la suerte y de la caridad. Dirigidos por un gobernante que, pese a ser médico, se olvido de “Hacer de la salud y de la vida de vuestros enfermos la primera de vuestras preocupaciones”, Hipócrates.

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