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Estar en el lugar equivocado se ha vuelto su marca distintiva. Envuelto en un chaleco, que pareciera haber sido olvidado por Sergio Morales, el ex PDH de los muchos kilos, en una gaveta del despacho, él siempre aparece donde no debe.




Y son estas apariciones, con sonrisa del travieso “Pulgarcito”, las que poco a poco polarizan aún más su investidura. “Se olvida que es un servidor público y no un activista político”, aseguran sus detractores.

Sus vacaciones, recursos dilatorios para detener la expulsión de miembros del cuerpo diplomático o su simple presencia incomoda a más de uno. Así son las andanzas del Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas.

Daniel, el CUC y el chaleco




Primero fue al pie de la vulva, visita que le valió un intento de destitución por parte de algunos diputados y miles de católicos ofendidos. Las más reciente de sus “manifestaciones” fue en la actividad del Comité de Unidad Campesina (CUC), el grupo de choque más violento y reactivo del país.

Allí junto a Daniel Pascual fue homenajeado y aplaudido por la concurrencia del que se enfila como un proyecto político de cara a las próximas elecciones. Aquellos que aplauden el robo de energía, el bloqueo de carreteras y se oponen a proyectos hidroeléctricos o mineros le hicieron sentir como en casa.




La presencia de Rodas en un evento de corte político pareciera no tener razón para algunos. David Martínez Amador, analista político, asegura que:

Puede participar a título personal, pero en su caso, es muy difícil separar a la persona de la magistratura que ocupa. Si recibe una invitación formal por parte de organismos internacionales, instituciones de Estado o sociedad civil organizada está en su total libertad, pero el cálculo político es fundamental: asistir a un evento del CUC le pone en una situación desventajosa porque con su presencia avala prácticas que se perciben cuestionables con respecto a dicha organización. Cualquier persona que lidera una institución y representa una investidura de magistratura, debe de ser capaz -en la medida de lo posible- de mantener sus posiciones ideológicas de lado, operando una diferenciación entre´activismo´ y el desempeño profesional. Si el PDH no está estrictamente certificando condiciones, acompañando un proceso, tutelando la defensa de garantías, fuera de eso, su presencia en actos público le obliga a ser muy cuidadoso, dado que en la percepción ciudadana, su apersonamiento puede legitimar agendas.

Rodas, por su lado asegura que su presencia, la semana pasada, en la actividad del CUC es como cualquier otra. “El mismo derecho tienen los campesinos, como los empresarios del ENADE de que el procurador los atienda”.




“Tan líder es Daniel Pascual como Antonio Malouf, no entiendo cual es el escándalo”. Jordán Rodas, PDH

Lo cierto es que cada día, cada aparición de Rodas alegra algunos y enfurece a muchos. La gran pregunta es: ¿podrán sus enemigos lograr que regrese el chaleco a la gaveta?

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