En entredicho ministro de Cultura y la Embajada de los Estados Unidos imagen

Con cientos de millones de quetzales en juego, la figura de Hansen podría ser la última esperanza para El Mirador.

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Durante 40 años ha dedicado su vida a la exploración arqueológica en las selvas de Guatemala. Pero un confuso incidente entre el ministro de Cultura y Deportes, Felipe Aguilar, los diputados del Congreso de la República y la embajada de los Estados Unidos, activó las alarmas para el guardián de El Mirador.

Mientras, las tierras que rodean la cuenca del sitio arqueológico son depredadas por taladores ilegales y grupos de narcotraficantes, los vestigios milenarios corren grave peligro. Imágenes satelitales dan cuenta de cómo la vegetación se pierde a manos de narcopotreros y la frontera que protege El Mirador desaparece.

Y una medida para salvar esta joya de la civilización maya se dio en el seno del Congreso de los Estados Unidos en 2019. La iniciativa 3131 (Ley de Alianza de Seguridad y Conservación Maya de la Cuenca Mirador-Kalakmul) de los legisladores estadounidenses acordó aportar US$60 millones para la conservación del sitio. A esta se unió el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), que acordó igualar la suma que el gobierno de los Estados Unidos destinaría para El Mirador.

Sin embargo, en Guatemala, en meses recientes la continuidad del permiso para el arqueólogo Richard Hansen se encontraba en un impase. Hansen, quien habría sido el gestor de los fondos corría el riesgo de ver su obra inconclusa. De acuerdo con diputados la negativa de la renovación del permiso habría venido del Ejecutivo. “El ministro de Cultura, Felipe Aguilar, nos dijo que la propia embajada de los Estados Unidos se oponía a que Hansen siguiera trabajando en el país”, aseguran.

“Nosotros lo citamos para conocer de primera mano la situación, pero el ministro nos dijo que un informe de la embajada (de los EE. UU.) recomendaba no renovar el permiso de Hansen”, afirman los parlamentarios.

El ministro Aguilar afirmó que tal solicitud no existe. “Yo no puedo hablar por la embajada y por el contrario estoy trabajando para conseguir que el gobierno de Guatemala dé fondos para el trabajo de Hansen”, asegura.

“Que no confundan, yo no he dicho tal cosa”.

Felipe Aguilar, ministro de Cultura.

Y no es para menos, pues con una parte de los US$120 millones que vendrían al país (de los aportes de EE. UU. y el BCIE), mientras el gobierno de Guatemala no ha aportado, la cifra puede ser tentadora. Por un lado, para el Ministerio de Cultura es una suma considerable y para los diputados también, sostienen los expertos.

De acuerdo con los colaboradores y financistas, la negativa de renovar el permiso de Hansen tiene como trasfondo dos situaciones. La primera serían los millonarios fondos que llegarían al país y la segunda el interés de grupos del crimen organizado por detener el desarrollo sustentable del área. De acuerdo con informes de la DEA y el Ministerio de Gobernación, el área circundante de El Mirador es un espacio para las operaciones de estos grupos.

La selva ha dado paso a pistas clandestinas, donde avionetas y taladores de maderas preciosas, realizan aterrizajes y depredación de la selva. Estos espacios, son también aprovechados por finqueros de la zona que los usan para la crianza de ganado.

Y para detener este fenómeno, se requiere de confianza y certeza en el destino de los fondos, aseguran los colaboradores. Por lo que la presencia de una figura como la de Hansen, no solo daría certeza para los donantes, sino que habría continuidad en la labor arqueológica que lleva ya más de 40 años.

Por tal razón, algunos trabajadores del sitio solicitaron al Ministerio de Cultura que se renovara el permiso de trabajo. “Es importante salvar la cuenca, y un proyecto de esta magnitud no puede estar en manos de un gobierno que por años no ha invertido en la conservación”, aseveran. Por medio de cartas y solicitudes, arqueólogos y colaboradores buscaron que el Ministerio de Cultura reconsiderara la renovación del permiso de Hansen y tal parece que lo lograron.

De acuerdo con Felipe Aguilar, el permiso de Hansen será renovado por uno o dos años más. Y junto a este permiso se comprometió a crear una mesa técnica que busque apoyo para el proyecto del arqueólogo. “Y lo que quiero es conseguir apoyo, pues a él lo dejaron solo y solo él ha sido el que ha sacado el proyecto adelante”, dice Aguilar.

Durante 11 años, a Hansen se la han dado permisos de tres años de forma ininterrumpida. Esta sería la primera vez que no se le dé por la misma cantidad.

Hoy, solo nos queda esperar a que se haga oficial la renovación del permiso de trabajo de Hansen. Pues con cientos de millones de quetzales en juego, una joya arqueológica en peligro y la falta de confianza en el gobierno, la figura de Hansen podría ser la última esperanza para El Mirador.

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