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Para detener la pandemia del coronavirus debe cambiarse drásticamente la manera de hacer casi todo lo de la vida diaria: cómo se trabaja, ejercitarse, cuidar de la salud, educar a los hijos y en general cuando se sale a la calle. 

Aunque todos quisieran regresar a la normalidad cuanto antes, la mayoría de las personas saben y están conscientes de que nada volverá a ser lo mismo después de unas semanas o incluso meses. Muchos países han llegado al consenso de que deben “aplanar la curva”, así como imponer el alejamiento social para frenar la propagación del virus y evitar el colapso de los sistemas de salud.

Esto significa que la pandemia debe avanzar a un ritmo lento hasta que suficientes personas se hayan contagiado para lograr la inmunidad de grupo o se descubra una vacuna. Pero, mientras exista una persona en el mundo con el virus, los brotes pueden seguir.

Los investigadores del Imperial College de Londres propusieron una forma de actuación: imponer medidas de alejamiento social más extremas; por ejemplo, cada vez que se elevan los casos a 100 a la semana, se deberían de cerrar todas las escuelas y la mayoría de las universidades. Así cuando estos casos estuvieran por debajo de 50 esas medidas se levantarían, a excepción de los que tuvieran síntomas, quienes deberían de seguir en sus hogares.

Para los investigadores este modelo supondría parar la actividad dos meses sí y uno no hasta que haya una vacuna disponible, algo que no se espera mínimo hasta dentro de 18 meses. A corto plazo esto será muy perjudicial para los negocios que dependen de juntar grandes cantidades de personas como los restaurantes, las discotecas, los bares, los gimnasios y hoteles, entre otros.

Por no hablar también de la tensión que sería para los padres de educar a sus hijos en casa, de las personas que cuidan a sus parientes de edad avanzada, de quienes están atrapadas en una relación abusiva o de cualquiera que no cuente con ahorros para lidiar con los cambios en sus ingresos.

Una nueva manera de vivir

Para los negocios como los gimnasios, podrían comenzar a vender sus máquinas para casa y tener sesiones de entrenamiento en línea. Esto llevará a un nuevo modelo de negocio denominado “economía confinada” en donde entrarán muchos nuevos servicios.

Entonces ¿cómo podremos vivir en este nuevo mundo? Si lo pensamos a corto plazo probablemente las personas se verán obligadas a mantener una vida social aparente como los cines que podrían eliminar la mitad de sus butacas y las reuniones serán en salas más grandes con sillas más separadas.

Puede que se tomen medidas como un registro que rastree los movimientos de las personas a través del teléfono o escáneres de temperatura en todas partes como el lugar de trabajo o una tarjeta de verificación digital por medio del teléfono que demuestra que la persona ya se ha recuperado y vacunado.

El mundo ha cambiado muchas veces y esta sin duda no es la excepción, pero al final recuperaremos la capacidad de socializar solo que de una manera diferente de identificar quién representa un riesgo y quién no.

Fuente: MIT Technology Review, Gideon Lichfield. 

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