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Algunos llegan buscando cumplir una fantasía, ir al baño, tiempo a solas, o incluso la muerte. Lo cierto es que los autohoteles, en Guatemala, son más que centros de descarga sexual y se prestan para cumplir los más extraños deseos de los chapines.

Auto hotel o motel

Estigmatizado, pues acá se le asocia con sexo, del prohibido, del que se hace con la casada quien deja a su esposo e hijos para buscar el orgasmo que su marido no le da. De aquel que surge tras una noche de tragos y soledad, o del que calma el enojo entre las parejas.

Sí, ese sexo, el sucio, el que todos practican, pero niegan. De aquel que a la mañana siguiente nos llena de remordimiento y nos hace difícil verles a los ojos.

Mientras que en otras latitudes estos lugares de hospedaje no son sinónimo relaciones sexuales, algunos de los 300 negocios que operan en la república se identifican como facilitadores sociales. Es decir, se ofrecen servicios complementarios para parejas, viajantes o hasta personas que buscan momentos de soledad. Allí, cada quien a lo suyo, asegura el relacionista de Primavera Suites, la franquicia más exitosa en la rama de autohoteles de Guatemala.

De una a tres estrellas

El Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) califica estos hospedajes y los divide en tres tipos. De una estrella, aquellos que tienen baño privado y una cama, en un metraje mínimo de construcción.

Dos estrellas o motel, puede tener hasta TV, agua caliente y servicio de cable. Mientras que los reyes del escalafón tienen servicio las 24 horas, garaje cerrado para cada vehículo y amenidades para todos los gustos.

“En Primavera Suites contamos con habitaciones de 5 ambientes. Parqueo cerrado, área de relajación (jacuzzi), de baño, de descanso (cama), alimentos (mesa y servicio de habitación) que incluyen comida, bebida y snacks”.

Sobre el canal, donde se sobredimensiona la virilidad del hombre y la urgencia sexual de las mujeres, se puede decir que no es más que un complemento de la experiencia. “Está allí porque los clientes lo piden, les gusta vivir sus fantasías y estimularse”.

No sólo de sexo vive el autohotel

Contrario a la creencia popular, los autohoteles no son solo utilizados por parejas que buscan intimidad. Los hay de todo y se les da “usos inimaginables”.

Hay quienes vienen de la provincia y llevan mercadería en sus autos. “Quieren evitar robos y se hospedan con nosotros”.

También, hay los que gustan de ir a defecar, tomar un baño, una parada en la ruta del viaje. A este último, los encargados del negocio le llaman servicio ejecutivo, pues el uso aborda un tema laboral.

Inclusive hay quienes llegan con niños, “si así es niños”. Para atender estos servicios el check in es más complejo, pues antes de permitirles el ingreso se debe asegurar que los menores tengan algún parentesco con los adultos que les llevan, “si no, no se les da el servicio”.

Finalmente, hay clientes que llegan con apariencia de un género, pero cuando se retiran dejan más dudas que certezas. “Al ingresar se les identifica de una forma, pero al salir dejan prendas de vestir del género opuesto”.

El rango de edad de los usuarios de autohoteles va desde los 18 a los 50 años en promedio.

Un caso extremo

Tras la puerta cerrada algunos descansaban, gozaban, se vestían, desvestían, miraban porno, se tomaban fotos o vivían su fantasía. Sucedió algunos años atrás, pero esa noche quedará en los anales de este autohotel, en las afueras de la cuidad.

Todo parecía normal, cuartos se ocupaban, se vaciaban. Limpieza, revisión, cobro y los nuevos ingresos esperaban su turno para ir a disfrutar.

En este ir y venir de la noche, él ingreso solo. No tenía nada de raro.

Llegó con la idea clara de lo que quería y cómo lo quería. Se registró, pagó y cerró la puerta.

“No llegó con tragos o drogado”. Pasó el tiempo y cuando estaba por vencerse el plazo de servicio, se escuchó algo como un portazo, se llamó a la habitación.

Una, dos y tres llamadas y no respondió. Finalmente, como lo establece el protocolo, se ingresó en la habitación. En el baño el cuerpo sin vida y en el lavamanos el revolver.

Gata vieja, ratón tierno

Aunque, hoy en día, la sociedad ha evolucionado, aún son los hombres mayores con mujeres más jóvenes quienes más visitan los autohoteles. Sin embargo, no es raro ver a una mujer mayor con un joven entrar a vivir una fantasía.

Hoy, las mujeres ya no tienen pena ni miedo de ser vistas como usuarias del servicio de autohotel y pagan. “Incluso son ellas las que contratan los paquetes especiales para celebraciones en fechas como aniversarios, donde pétalos en la cama, jacuzzi con espuma, banners alusivos y hasta velas amenizan una noche romántica”.

Ellas se han empoderado y buscan su sexo cuando quieren y como lo quieren. Forman parte de ese grupo que parece que van hablando solos, mientras salen del autohotel y los curiosos sólo imaginamos lo que sucedió en esas cuatro horas.

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