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Estela Barillas se quedó sin celular, dinero y documentos por un bache. Salió tarde de trabajar, a eso de las 11 de la noche; desde la zona 10 quería llegar a zona 18, sin pensar que algo no iba a salir bien en su recorrido habitual.

Desde la zona 10 buscó la zona 5 para poder llegar a la calzada La Paz. Hasta ese momento su recorrido transcurría con normalidad, con la única diferencia de que llovió mucho esa noche. Barillas llegó al cruce que divide el camino de la zona 6 con su ruta, y poco le faltaba para llegar a la entrada de un centro comercial cuando sintió un movimiento brusco en el carro. La razón fue que se había ido en un agujero, por lo que tuvo que detenerse a los pocos metros para revisar su vehículo. Allí se dio cuenta de que la llanta había explotado tras el impacto.

Barillas, asustada, decidió llamar a su hermano para que fuera en su auxilio porque ella no sabía cómo cambiar una llanta. Su familiar le aseguró que estaría en el lugar en aproximadamente 20 minutos, en lo que sacaba su carro de la casa y salía a buscarla.




Barillas decidió meterse en su carro en lo que llegaba su hermano. Repentinamente pasó una moto con dos tipos, quienes solo la vieron y siguieron su camino, pero como a 5 metros decidieron parar. Ella pensó que le iban a ofrecer ayuda.

Uno de los tipos se bajó de la motocicleta y se regresó hacia ella. Tocó la ventana del carro y le preguntó que si necesitaba ayuda, a lo que ella le respondió que no, que su hermano iba a llegar pronto en su auxilio.

La verdad es pensé que se iban a ir pronto, que solo me iban a preguntar algo y luego se marcharían; pero no lo hicieron, me dio tanto miedo que me puse a llorar”. – Estela Barillas.

El piloto de la moto le dijo al otro que se apresurara, que en ese momento no iba pasando nadie, por lo que este, mostrando una pistola, le exigió a la mujer que le diera el dinero que tenía. Ella, asustada, solo le pudo acercar su bolsa, por lo que el delincuente se la arrebató y después también le pidió el celular.




Barillas tenía tanto miedo, que no se dio cuenta de las placas de la moto ni de la cara del asaltante. De pronto llegó su hermano y ella le contó lo que había pasado. Hicieron el cambio de la llanta lo más rápido posible y luego él la siguió hasta su casa.

Al llegar a su vivienda bloqueó el número de celular y las tarjetas que tenía en su billetera, con el recuerdo latente del arma de asaltante.

Barillas, al otro día, tuvo que comprar una llanta nueva y pedirle prestado dinero a su mamá para salir a trabajar.

Ante esta situación, tuvo que aprender a cambiar una llanta para evitar que le vuelva a pasar lo mismo. 

Sigue estos consejos para evitar más inconvenientes.




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