Hay guatemaltecos que justifican la masturbación pública imagen

William Valdez Figueroa se masturbó y eyaculó sobre una pasajera del transmetro en el que viajaban; y en pleno siglo XXI, hay gente que lo defiende.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Recientemente las redes sociales tuvieron un nuevo trending topic en Guatemala: la masturbación de un sujeto en el transporte público, su posterior aprehensión y los comentarios que justificaron sus prácticas. Por tanto, este Relato acudió a un grupo de mujeres para conocer su impresión respecto de la práctica de William (y de sus defensores), quien dicho sea de paso, guarda prisión preventiva durante un mes. Ahora que se encuentra entre privados de libertad, seguramente se encuentra más turbado que nunca.

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Como es menester en el periodismo empezaremos con el contexto. Pero si tiene conocimiento del hecho, pase al entretítulo Las redes sociales no cambian, empeoran. Ahora bien, todo empezó el jueves 16 de febrero pasadas las 7:00 horas. Un grupo de pasajeros a bordo de transmetro, conexión Cenma-Trébol, se topó con el desagrado de ver cómo un sujeto se masturbaba y eyaculaba sobre el pantalón de una pasajera.



William Valdez Figueroa, el sindicado de acoso.

Sin embargo, mayor desazón se llevó la mujer que fue humillada con las prácticas de William Valdez… el masturbador. Pero esta vez, la transgresión no quedaría como un mal recuerdo y la mujer afectada decidió denunciarlo. Se aprehendió  al sindicado y el Ministerio Público (MP) le imputó el delito de agresión sexual, y a consecuencia se le ligó a proceso penal. Ahora guardará un mes de prisión preventiva, mientras se realiza la investigación.

Para el futuro, hay que saber que el proceso que logró la imputación, en este caso, fue que ocurrió dentro del transmetro y por tanto se recibió la ayuda de la Policía Municipal, quien a su vez lo entregó a la Policía Nacional Civil, mientras que Fiscalía de la Mujer es la que lleva el caso. Según confirmaron en la PDH, desde que se instituyó esta red de acción en el transmetro se han logrado siete casos en los que se han ligado a proceso a los agresores.

Lejos de ser una noticia en la que se evidenciaba el proceso adecuado para una resolución de conflictos de esta naturaleza, algunos lectores guatemaltecos sacaron casta y demostraron de qué están hechos. Todo comenzó con una noticia colgada por Guatevisión y de cuyos comentarios se hicieron capturas respecto de la noticia.

Desde minimizar el hecho de la masturbación hasta acusar de exageración la reacción de la mujer… Una fiesta a la apología del sinsentido común.

Por ejemplo:



Imágenes tomadas del facebook del Lu Reinoso, quien hizo la denuncia desde su perfíl en la red social y desde donde se capturaron las siguientes imágenes.






“Creo que es nefasto que pase y que las personas lo tengan tan naturalizado. Lo bueno es que ahora cada vez las mujeres estamos más empoderadas y denunciamos estos acosos y violaciones.
Lamentablemente, creo que aún nos falta mucho como sociedad para entender.

Está incrustado en nuestras formas de crianza, al hombre se le enseña que tiene derecho de decir, tocar o violentar a la mujer, solo porque es mujer. Y a nosotras se nos inculca desde muchos medios y formas que lo mejor es callarnos, evitarnos la vergüenza (como si fuera nuestra culpa).

La gente también dice ‘pobre cerote, está enfermo’, pero eso solo minimiza el hecho creo yo. Dudo que esté enfermo, nada más nunca creyó que lo fueran a denunciar. Y a toda esa gente que pone esos comentarios, son machistas, misóginos e ignorantes de los derechos de las mujeres”, Regina Barrios.











Las Redes sociales no cambian, empeoran

Gabriela Tuch, defensora de los derechos de las mujeres de la PDH, menciona que una de las explicaciones del por qué se justifica desde ciertos puntos de vista la práctica de Valdez es que somos una sociedad patriarcal, que a su vez toma acciones machistas que normalizan este tipo de hechos.

Por ejemplo, considerar el acoso como un piropo en lugar de verlo como una agresión a la dignidad. Como si se tratase de adaptarse a las circunstancias (vestir de tal o cual forma porque los hombres son débiles, ¿débiles de qué?, pregunta Tuch). Por tanto, este tipo de denuncias no se debe detener. Números como el 1555 de la PDH pueden ser una herramienta vital.







“Los comentarios que llenaron las redes en relación con este caso pueden enfermar de asco y desesperanza social a cualquiera. Si trato de explicarme las reacciones que van desde justificar la actuación del implicado, hasta sospechar de la conducta y la vestimenta de la mujer, voy a dar de frente con la religión, esa institución a la que acude, como última opción, una población que ha perdido las posibilidades de una vida digna y segura, y no tiene otra opción que aferrarse a la fe para palear su vulnerabilidad y cimentar la esperanza de que un día, en esta vida o en otra, serán cubiertas sus necesidades.

¿De qué manera afecta esto, en lugar de ayudar? La religión sigue manteniendo una visión irreal de la sexualidad. En lugar de tomarla como una parte normal del ser humano, que permita su exploración y su comprensión para bienestar de todos los individuos, y para que sea asumida con responsabilidad, la religión se ha dedicado a crear un ambiente de represión y culpa ante el tema, y deja, como resultado, seres humanos reprimidos, violentos, siempre a punto de explotar.

El que la religión siga impidiendo el acceso a la educación sexual, sigue reforzando ideas machistas, justificando las actitudes sexuales masculinas, porque ‘el hombre tiene sus necesidades’ y condenando las actitudes sexuales femeninas, porque ni su conocimiento, ni el placer, ni la toma de decisiones en ese sentido es algo que le corresponda. Estamos en el año 2017, y el tema sigue en vigencia, ojalá no nos lleve mucho más tiempo ir tomando conciencia de que la educación sexual es una necesidad de primer orden y empecemos así a reparar el daño social que su ausencia nos sigue causando”, Vania Vargas.













“Me hierve la sangre cuando leo los comentarios. Primero, ¡qué grandes faltas de ortografía!, bien dicen que hay que aprender a escribir antes de aprender a odiar.

Yo lo único que me explico es que a la población masculina promedio jamás le han enseñado a reconocer que se equivoca. Un hombre podría llegar a hacer cosas incluso peores y sentir que necesita encontrar la culpa en su víctima (no importa si es hombre o mujer). En cambio, a las mujeres, todo lo contrario. Se nos enseñó a encontrar nuestra culpabilidad en situaciones en las que incluso no la tenemos.

Entonces de estas percepciones comienzan a desfilar todos los comentarios esos que se reunieron. Porque hasta hubo de mujeres atribuyéndole la responsabilidad a la mujer del incidente, porque así es. Si un hogar está fracasando, el hombre te dirá que ‘la mujer no atiende a la familia en la forma que debería’ o ‘que fue la falta de tiempo’ o ‘que fue culpa del trabajo’. Y la mujer, por otro lado, la mayoría de las veces, te dirá que ‘no sabe qué está haciendo mal para que las cosas salgan así’.
Un carro se arruina y el hombre te dice: ‘No sé qué le pasa al carro’. Y la mujer te dice: ‘No sé qué le hice al carro’. Cosas tan básicas, que solo las notás cuando te ponés detenidamente a escuchar a las personas y a la manera en que asumen o acusan en medio de una situación”, Adriana López.




“En realidad son tres cosas, el guatemalteco común que tiene envidia de quien puede salirse con la suya ante la Ley. No hay respeto, y hay una justificación total del delito, es como cuando ‘yo cuando esté en el Gobierno pues lo haré, porque yo tengo el poder y me salgo con la mía’.

El tema del machismo, negar al delincuente, y por ende, negar el delito. Y justificarse por todo, el hombre se puede hacer una paja, porque es hombre, y es mejor que haya un montón de gente infringiendo la ley por medio del machismo que por el dinero [en relación con el comentario de Eddy Thomas].

La gente lo que le cae mal es no tener ese dinero, es lo que mueve a la gente de clase media, y clase media alta. Si te están chingado con el dinero, entonces sí hay que enojarse, si es por dinero, entonces ‘sí, vamos a la plaza’, pero cuando se trata de trabajar con Derechos Humanos y de la mujer, entonces tenés que quedarte callada, por que esa idea es una traicionera, está atentado contra el sistema patriarcal, porque la mujer tiene que quedarse como objeto. Ese tipo de sublevaciones de la mujer [en referencia a la denuncia] molestan al machista porque es más importante el dinero que los derechos de la mujer, es que esa lectura del hecho es bien oscura.




Y el tema del reguetón… dejá el asco de lo que significa el reguetón y la violencia que inflige, además, la mujer que acepta esa violencia porque no sabe cómo erotizarse y tener una vida sexual plena, no, tiene que ser una vida sexual dominada por el hombre, dominada por el tema del reguetón, el machismo y sus reglas… otra vez”, Carla Molina.

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