Esto puede pasar si insultas en el estadio imagen

Un insulto al jugador o hincha contrario puede desencadenar una serie de eventos que lleven hasta la muerte de una persona.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

El papá grita desde la grada. Poco a poco otros aficionados se le suman y escucha en cada rincón del estadio “dale duro, que le duela, encontró a su mero mero”, entre insultos y maldiciones. El jugador trata de no hacer caso a las indicaciones, pero el calor del juego y los roces lo llevan a tomar una pésima decisión.

¿Te has puesto a pensar qué tanto pueden influir tus palabras en otras personas? Hemos visto cientos de ejemplos en los estadios a nivel mundial. Incluso, casos que finalizan en la muerte de algún aficionado.



El inodoro mental

Enrique Campang, especialista en la psicología social, creó una teoría a la que llamó “inodoro”. Básicamente habla de los desechos mentales. “Así como el desecho orgánico, es toda aquella idea o pensamiento que ha dejado de ser útil; que estorba…”, establece.

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Dentro de la misma “Teoría del Inodoro” aclara que uno de los lugares más frecuentes de desechar estos pensamientos es un estadio. Pero, el problema más serio no es que existan, sino la forma en cómo muchas personas liberan esa presión que ejercen sus síntomas.



Esta descarga se puede presentar a través de ofensas y descalificaciones que destruyan vidas o reputaciones. En casos extremos, hasta la violencia física. Algo que parece común en el fútbol, mas no es una actitud normal.

Campang reflexiona en esta teoría que es necesaria la creación de espacios específicos en donde las personas puedan llevar un proceso adecuado de evacuación. Sin causar daños a otros.



El desecho mental maloliente

Esto no es nuevo. Por ejemplo, en el 2013 el jugador turco Volkan Sen fue víctima de aficionados al fútbol de su liga. Le silbaron y lo insultaron. Fue tanta la insistencia de la hinchada que no soportó la presión y salió del campo. Aunque fue criticado, su entrenador aseguró que su reacción fue “naturalmente humana”.

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Las imágenes del partido inmediatamente dieron la vuelta al mundo. Sus lágrimas denotaban no solo enojo sino impotencia y decepción.



Tampoco nos podemos hacer los locos con el caso que hoy tiene liquidados a los equipos capitalinos, que obliga a los clubes a separar las aficiones durante los partidos de más alto impacto: los clásicos.



En 2014, Kevin Díaz falleció. Este aficionado crema se enfrentó a una turba de rojos que pusieron fin a su vida. Se dedujo que el fallecido también incitó a la violencia por medio de redes sociales, sin embargo en agosto de 2016, Francisco Pirir fue condenado a 15 años de cárcel por el hecho físico.



De forma reciente, se conoció una nueva situación ligada al tema. Los equipos de Sanarate y Guastatoya se midieron en un juego de categorías especiales. Después de muchos roces durante el encuentro deportivo, una gota derramó el vaso.

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Según el acta del árbitro Oswaldo Montenegro, los futbolistas José Antonio Castillo y Cristian Miranda se pelearon entre sí dándose puñetazos y patadas, lo que provocó un verdadero lío dentro del terreno de juego. Ninguno de los dos clubes se pronunció al respecto.






Foto tomada de Plano Informativo

Ambos fueron suspendidos por seis partidos oficiales y una multa de Q500. Lo más preocupante, adicional a la forma tan violenta de “solventar” los problemas, fue la incitación de los familiares y aficionados que desde las gradas los motivaban a “darse más duro”.



¿La solución?

El deporte es solamente una de las muchas aristas que reflejan el verdadero sentir de la sociedad guatemalteca, una muy lastimada por todos los problemas en las que se ve envuelta. Tampoco existen lugares públicos para que las personas desechen sus malestares mentales, como lo proponía Campang.



Foto tomada de 21b pitágoras

Nunca se ha dicho que gritar en un estadio es incorrecto, pero sí hacerlo cuando se busca dañar a través del palabrerío a alguien con una filosofía contraria o simplemente distinta. Apoyar, repetir una y otra vez las canciones con las que se identifica un equipo y crear una fiesta deportiva es realmente inspirador y seguro muchas familias más se acercarían a estos escenarios.



Depende de las hinchadas. Difícilmente un club puede controlar por completo que estos “encontronazos” no sucedan, sin embargo siempre se apelará a un fútbol limpio. 





Fotografía de portada tomada de Perú21

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