Tres años atrás, llegó al mundo Gisele, quien traía consigo secuelas por el mal proceso de embarazo, entre ellos su peso, pues apenas pesaba un kilogramo al nacer. La actitud negativa por parte de sus padres se vio reflejada en sus primeros minutos de vida, ya que la abandonaron. Inmediatamente, la bebé fue transferida al Hospital Franciscano Infantil de Boston, lugar que la cobijó por cierto tiempo en la sala de cuidados neonatales.
Al mejorar su estado de salud, Gisele ya estaba lista para estar en los brazos de su madre; sin embargo, no recibió visitas, ni de sus propios padres, tampoco del resto de familia.
Según comentan los miembros del hospital, los padres de Gisele tenían problemas de drogas, y aunque en la mayoría del proceso de embarazo no le provocaron un mayor daño a la niña, sí se lo hicieron al nacer.
A pesar de que el hospital la cuidó por un tiempo, este se acababa porque seguía la ausencia de sus familiares, entonces tendrían que entregar a Gisele a las autoridades para comenzar un proceso de adopción. Afortunadamente, la persona que le daría todo el amor necesario a la bebé, estaba muy cerca.
Le presentaron a Gisele a la enfermera Liz Smith, quien desarrolló rápidamente un fuerte vínculo con la niña.
Momentos exactos
Liz siempre había tenido entre sus planes, ser madre; sin embargo, aunque intentó por mucho tiempo, jamás lo logró. Cuando conoció el caso de Gisele, conectó con ella, tomándole mucho cariño desde los primeros minutos.
La enfermera se encargó de Gisele e iba a verla todos los días.
“Para mí, la bebé era como una especie de recompensa después de cumplir con un largo día de trabajo”, afirma Liz.

Más fuerte que su propia sangre
Pasó cierto tiempo y Liz se convenció de que quería adoptar a la niña. Pero, el proceso no sería fácil, pues al tiempo de decir eso, los padres biológicos de Gisele se presentaron al hospital. Aunque, al inicio creyó que sería para quitarle a la bebé era únicamente para hablar con el médico y confirmar sus graves problemas de drogadicción. Además, buscar una alternativa para que la niña pudiera vivir feliz y en paz.
Liz les comentó todo lo que había ocurrido desde el momento en el que la abandonaron y sus planes. Ellos apoyaron su propuesta de solicitar a las autoridades que le permitieran adoptarla.
La adopción de Gisele se completó hasta en octubre del año pasado. El juez que realizó el proceso enfatizó en que aunque un nacimiento es un milagro, una adopción es algo del destino, así como una elección en la vida.

A pesar de que Gisele continúe recibiendo comida a través de una sonda, el gran amor y cuidado que Liz le da todos los días, han sido el mayor motivo de su recuperación.
Fuente: Generación Impacto