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Juan Sebastián Ordóñez es un científico guatemalteco que siempre tuvo la inquietud de estudiar algo diferente, fue así como luego de terminar el colegio se matriculó en la Universidad de Friburgo, en Alemania, en donde adquirió el título de Ingeniero en Microsistemas en 2009.

Tempranamente durante sus estudios universitarios logró incorporarse al Laboratorio para Microtecnología Biomédica, del Instituto de Microsistemas (IMTEK) para investigar y desarrollar tecnología para dispositivos neuroprostéticos.

El avance de su trabajo lo llevó a dos pasantías en Grupo Australiano para Prótesis Visual en Newcastle, en 2006 y Sídney, Australia, en 2008. Al regresar a Friburgo obtuvo el doctorado con el desarrollo de implantes y protecciones herméticas miniaturizadas, capaces de ser implantadas en el cuerpo humano. El mismo culminó con el desarrollo de un prototipo de una prótesis visual capaz de establecer cientos de contactos eléctricos con la retina.







Pero, su trabajo no terminó aquí, después del internado empresarial en la corporativa Medtronic, con enfoque en el desarrollo de microprótesis para tratar condiciones neurodegenerativas como el Parkinson, emprendió en asociación con un equipo de ingenieros internacionales, su empresa situada en Bélgica, enfocada en el desarrollo de tecnologías innovadoras para aliviar las cargas físicas y socioeconómicas relacionadas con la diabetes.

Su trabajo ha sido premiado en múltiples gremios científicos internacionales de la ciencia e ingeniería, como la Asociación Internacional de Empaque de Microelectrónica y por la Fundación Alemana de la Ciencia.




Al haberse especializado en el campo biomédico, un sector en donde se combina la parte biológica con los requerimientos de la medicina ha hecho que este guatemalteco sienta un gran orgullo, ya que desarrollando nuevas tecnologías o aparatos para tratar condiciones especiales. Esto ha logrado que muchos pacientes que han sido afectados por las enfermedades o accidentes y quedan parapléjicas perdiendo el control de sus extremidades, también restauren funciones perdidas logrando nuevamente independencia.

“Esa fue mi motivación, yo ingresé a trabajar en el desarrollo de esas tecnologías para poder capacitar y conectar la tecnología con el cuerpo humano; para restaurar funciones perdidas y así regresarles algo a las personas”, comparte Ordóñez.

Luego, de su visita por Guatemala, para interactuar con los estudiantes que se están especializando en el campo de biomedicina o tecnología biomédica, espera que en los próximos años este campo crezca y logre tener sinergia. Todo con el objetivo de que tanto los ingenieros como los médicos vean un crecimiento aún mayor en los sistemas de salud y al igual que en Europa se pueda hacer lo mismo localmente.   

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