Libertad 15 de septiembre, pero, ¿libertad para qué? La semana pasada los guatemaltecos fuimos bombardeados con varios eventos que lastiman nuestro “orgullo de ser chapín”.
• El lunes, el congreso anuló el proceso de antejuicio a Jimmy Morales.
• El miércoles, el congreso modificó dos leyes que favorecen la impunidad y de haber sido aprobadas, sacarían de la cárcel a una cantidad sustancial de criminales.
• El jueves, muchos nos enteramos de un supuesto informe al comisionado de la CICIG, sobre la posibilidad de que Thelma Aldana y su esposo, estuvieran vinculados con el narcotráfico.

UN POCO DE HISTORIA
Estos 196 años que Guatemala ha sido “soberana e independiente”, nos han dejado dolorosas heridas causadas por improvisación de cómo manejar el país, errores, irresponsabilidades y corrupción de personas que buscan su bienestar antes que el de la nación. Hemos tenido una libertad un poco accidentada. Asimismo, 21 años después de la firma de la paz, todavía nos duelen las cicatrices del conflicto armado, que vino a afectar a una población entera de personas que hoy viven con miedo. ¿Qué ocasionó el conflicto armado guatemalteco? Las condiciones de pobreza, desigualdad, falta de oportunidades, falta de libertad de expresión y lo más importante, el sentimiento de que las autoridades no velaban por corregir estos problemas. Por esta razón, un grupo de personas recurrió a la violencia buscando cambiar el país. 21 años y 260 mil muertos después, me pregunto ¿qué cosas han cambiado desde que firmamos la “paz firme y duradera”?
Como país, el avance más importante que hemos logrado desde el conflicto, es la libertad de expresión. A diferencia de la generación que vino antes de la mía, hoy podemos escribir y publicar lo que deseemos, acerca de nuestras autoridades, sin el miedo de que en la noche “nos hagan desaparecer”. Hoy creo que es importante que reflexionemos acerca de cómo usamos esta libertad y la responsabilidad que conlleva, el expresarnos libremente; ya que estoy convencida que el abuso a la libertad (libertinaje) nos puede llevar a un destino muy diferente del que deseamos para nuestra Guatemala.

EFECTOS DE LA DESESPERANZA
Está demostrado que la falta de esperanza puede mover al ser humano a dos diferentes caminos. El primero, es la deshumanización, es decir el desinterés ante la vida que es causado por no poder cambiar la situación actual. Un ejemplo claro de esto se puede ver en el holocausto, las personas que vivieron este terrible acontecimiento perdieron la esperanza hasta el punto en el que no tenían interés por seguir viviendo. El segundo camino, el camino al que se llega más rápido, es la rebelión o la búsqueda violenta del cambio. Este camino fue el que tomaron los guatemaltecos en el conflicto armado, que resultó en consecuencias tan graves, que nada de lo que ha sucedido en nuestro país hasta la fecha se le compara.
Después de muchos años de falta de líderes en el gobierno, pobre administración, ex presidentes presos y empresarios corruptos, muchos jóvenes guatemaltecos hemos perdido el orgullo por nuestra Guatemala, que algún día caracterizó a generaciones pasadas. Los hechos recientes han devaluado la posición del presidente, el congreso, la iniciativa privada y finalmente la CICIG y el Ministerio Público, instituciones que para muchos guatemaltecos representaban la última esperanza para un mejor futuro de la nación. Aparte de esto, los medios de comunicación bombardean diariamente con noticias, que a veces sin siquiera ser certeras, nutren la desesperanza de la población. Poco a poco, sin darnos cuenta, hemos alimentado la insatisfacción de esta juventud, llevándolos a pensar que la violencia es la única salida; acelerando el camino a una revolución o al deseo de no tener orden si este orden no funciona.

LA ALTERNATIVA
La verdad nos brinda libertad, por lo que es algo que siempre debe ser difundido, pero sería mucho más ventajoso utilizar nuestra libertad de expresión para difundir posibilidades de cambio, elementos positivos y una visión menos negativa acerca de lo que se puede cambiar en el país. Pedir renuncia nos ha funcionado antes, pero no es lo que resuelve algo que está mal desde el interior, algo que solo podemos cambiar si nos involucramos. La juventud guatemalteca es distinta a generaciones anteriores, somos jóvenes que ya no estamos dispuestos a quedarnos de brazos cruzados y callar ante los abusos de las autoridades. Que valioso sería si pudiéramos dirigir nuestra chispa al liderazgo, en la búsqueda de la evolución y no la violencia en la búsqueda de la revolución. Porque al final, Guatemala es el único país en donde nunca seremos extranjeros y solo participando, ejerciendo nuestros derechos y responsabilidades, e involucrándonos en el cambio lograremos esa paz “firme y duradera”.
Puede que el camino sea difícil y que hoy no podamos ver la luz al final del túnel, pero la esperanza no debe perderse jamás, ni debemos alimentar el odio con la libertad de expresión que se nos ha dado; porque estoy convencida de que, aunque todo parezca malo, mi generación de luchadores podrá construir el país que no hemos heredado.
#PerhapsGuatemalaNeedsALittleYou
#TalVezGuatemalaNecesitaUnPocoDeTi