Que difícil resulta concebir el mundo sin las redes sociales. Las vinculamos a interacción con amigos, a la “cercanía” con la familia que vive fuera de nuestras fronteras. También la asociamos con la manera en la que nos informamos con desesperante inmediatez. Ahora las redes sociales están vinculadas al “amor” o al “desamor”, todo depende con el cristal con el que se vea.
Tinder es una red social que ha logrado conectar a 11 mil millones de personas en el mundo, según GlobalWebIndex. Aunque para Guatemala no hay datos aún, sabemos que muchos de nuestros amigos la utilizan.
Confieso escribir esta columna sin conocer ni siquiera como luce físicamente Tinder, soy casado y el solo explorar esa red seguro me traería alguna que otra molestia. Pero tengo amigos que la usan para ligar y este Relato se basa en lo que me han contado.
¿Qué buscan los usuarios de Tinder? Mayoritariamente una relación informal, quizás un poco de sexo ocasional sin compromisos, una noche de placer, compartir la cama con un desconocido y encontrar en la experiencia aquellas dosis de serotonina y endorfinas que tanto necesitan sus vidas.
GlobalWebIndex dice que el 42 por ciento de los usuarios de esta red social son en realidad personas infieles: un 30 por ciento están casados, mientras que un 12 por ciento tiene ya una relación.
En la praxis las estadísticas parecieran coincidir, Karla, el nombre es inventado como los otros que aparecerán en este Relato, recuerda haber hecho “match” con un español. Su foto de perfil despertó su interés: tez clara, cabello castaño y una sonrisa que invitaba al “match”.
El ibérico dejó desde un principio claras sus intenciones: quería sexo duro y puro, sin ningún tipo de compromisos y por supuesto sin preámbulo. Karla no accedió y continúo en la búsqueda de su príncipe azul.
Esta vez le llegó el turno de conocer a un colombiano. El lugar de la cita fue un restaurante de comida rápida. Él quedó desencantado: “no te ves como en la foto, en persona no me gustás, pero igual podemos ir a tener sexo”.
“Mis experiencias no fueron buenas, todos los hombres quería sexo, aunque hubo algunos que por lo menos simularon una amistad y fueron amables también hubo otros que no quise volver a ver, sencillamente no hicimos click”.
Lucia nació en el sur del continente, ser extranjera le ha dificultado socializar con hombres que se acoplen al perfil que ella busca. Le gustan altos y mayores que ella y fue así como conoció a su ex novio en esta red social.
Nueve meses duró su relación, con altos y bajos, pero finalmente ella no soportó su aprehensión, sus celos desmedidos y su maltrato psicológico. “En Tinder ves una foto, una pequeña y superficial descripción, partís de eso, no es lo ideal, pero es una alternativa para conocer gente que busque una relación. Te la juegas y en una de esas te va bien”.
La historia de Josefina es opuesta, ella le dio Match a José y ya llevan un año y medio de noviazgo. De momento todo es hojuelas sobre miel y la promesa de encontrarse en los altares es una posibilidad cada día más cercana.
Alrededor de Tinder hay historias de éxito y fracaso, también hay aventura y usuarios que aunque no encontraron al amor de su vida, si tuvieron algunas maravillosas noches de sexo desmedido. “El 90 por ciento de los hombres con los que me conecté, buscaban sexo y nada más”.
Lucia se ha vuelto selectiva, solo le da match a personas que tengan amigos en común con sus amistades en FB. No es un filtro súper riguroso pero le ha servido para pedir referencias y en base a ellas continuar o no con la relación virtual.
Casado y descarado
Lo crean o no Tinder ha separado parejas. Karla vio la foto de Carlos, el prometido de una de sus mejores amigas. ¿Por qué está Carlos en Tinder si está a punto de casarse? Fue la pregunta obligada. El desenlace de la historia es una obviedad.
Roberto, “felizmente casado y con dos hermosos retoños”, sucumbió a la tentación de Tinder, no fue difícil que una de las amigas de su esposa lo descubriera y denunciara. El fin de esta aventura fue idéntico al anterior.
“Hay hombres que incluso tienen la misma foto de perfil con su esposa que usan en Facebook, otros que colocan una imagen con sus hijos”, me cuenta Karla, quien dejó de usar esa red social hace ocho meses.
Finalmente Tinder tiene una virtud sino usás una foto real y no te identificás con tu nombre, lo más probable es que no podrás ligar o llevar a la cama a nadie, porque tu cara y tu nombre es tu única arma para encamarte o conseguir pareja. Así que si estás casado pueden ocurrir dos situaciones: o tienes una relación liberal o estás dispuesto a dormir en el sillón por el resto de tu vida marital.