Mi hijo es homosexual y lo acepto como es imagen

Mi nombre es Antonio, Marco es mi hijo, lo amo como es y no por su preferencia sexual.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

La homosexualidad siempre había sido discutida en mi familia, mi esposa decía que apoyaba a las personas que tenían preferencias sexuales diferentes, tres de mis cuatro hijos, por el contrario no estaban de acuerdo, el menor únicamente callaba y yo no opinaba.

En las cenas familiares podía notar que mis hijos mayores tendían a molestar al menor, le hacían burlas y decían cosas, que para mí no tenían importancia.

Entre las palabras que le decían: “Marica” “hueco” “nena” “princesa”, el menor al escucharlos solo les decía que ya lo dejaran en paz, pero a veces eso no funcionaba y yo tenía que detenerlos a gritos, para que no le dijeran así. Muchas veces los regañé por decirle así a su hermano.

Eso pasaba cuando mi hijo Marco, quien es el menor, tenía casi 12 años.

Mis hijos grandes, en la edad de la pubertad, empezaron a tener novias, a llevar amigas a casa, pero Marco no lo hacía y yo no quería saber por qué.

Cuando Marco estaba en 4o. Bachillerato, me dijo que me iba a presentar al fin a su novia, después de toda la molestadera, porque también en algún momento me uní a fregar a mi hijo, diciéndole que parecía niña. La joven llegó a mi casa y, de inmediato, le empezamos a preguntar, cuánto tiempo tenían de novios, ella me respondió que no eran, sino que era hermana del mejor amigo de Marco.

Mi hijo a esa edad, casi no me hablaba, yo tampoco estaba mucho en la casa y no era de los que me sentaba a preguntar cómo les había ido.

Un día, mi hijo mayor estaba hablando por teléfono y escuché cuando dijo: “Cómo va a tomar eso mi papá, si sabes que le caen mal los huecos” al escuchar eso entré y colgó, le pregunté qué estaba pasando, no respondió.

Para ese entonces, Marco ya tenía 20 años.

Mi hijo grande se casó un día y, de inmediato, con mi esposa empezamos a preguntarles a los demás que cuándo lo harían ellos, Marco solo dijo que eso no era para él.

Marco tenía un amigo con el que iban juntos a todos lados, al cine, a comer, a beber, incluso se iban de viaje juntos, pero un día la amistad terminó de la nada. Le pregunté a mi hijo por su amigo y solo me dijo que José ya tenía otro amigo nuevo.

Pasó el tiempo y mi hijo tenía 27 y nunca había tenido una novia.

Una noche, cerca de mi cumpleaños, en diciembre, Marco me dijo que debía decirme algo muy serio, yo ya lo esperaba, pero no podía hablar del tema.

Mi esposa colocó la mesa, cenamos huevos, frijoles, queso, crema, pan francés y café.

Al terminar, Marco me pidió que me quedara a solas con él, yo solo tragaba saliva esperando que hablara.

Lo primero que me dijo fue: “Papá vos sabés que te amo, pero tenés que saber la verdad, soy homosexual”, sentí que el mundo se me estaba cayendo, fue como que si me echaran agua fría en la espalda. Empecé a llorar y le dije que ya lo sabía, pues su forma de ser era diferente, por mi cabeza sí pasó pegarle para que aprendiera, pero me contuve y le pedí que me lo explicara.

Él me dijo que desde niño sabía que le gustaban los hombres, pero que tenía miedo de qué fuera a decir al respecto de eso.

Esa noche, solo abracé a mi hijo y le dije que todo iba a estar bien.

Al irse mi hijo para su cuarto, cuestioné a mi esposa si ella lo sabía y me dijo que sí, desde hacía un par de años.




Agarré mi celular y empecé a buscar qué era la homosexualidad, que tenía qué hacer y cómo tenía que afrontarlo. Encontré que solo tenía que amar a mi hijo, pero al hablar con una amiga psicóloga, me dio varios tips de qué podía hacer:

Primero: tenía que mostrarle a mi hijo que lo amaba, seguro él estaba pasando momentos de dudas.

Segundo: que algunas personas no lo apoyarían, pero que en mí podía confiar, que ahora que yo sabía, él se iba a sentir más tranquilo.

Tercero: empecé a investigar qué era la homosexualidad y de dónde provenía.

Cuarto: tenia que aceptar que mi hijo era diferente y que no lo iba a cambiar.

Quinto: lo tenía que defender de mi propia familia, más cuando lo molestaban.

Aceptar que mi hijo es homosexual no ha sido fácil, pero lo que sé es que lo amo y eso vale más que todo.

Con mi esposa e hijo hemos ido a talleres, donde nos hablan de cómo enfrentarlo como familia, saber que mi hijo no va a cambiar y que él decidió lo que quería para su vida. 




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