Cada 7 de diciembre, las familias guatemaltecas se reúnen para celebrar la quema del diablo, una tradición que da inicio a las festividades de fin de año en el país.
Las personas salen a las calles a quemar piñatas en forma de diablo y cuetes (ametralladoras, lucecitas, escupidores y volcancitos); además, hay algunas que representan a personajes famosos y políticos, como presidentes, funcionarios de gobierno y futbolistas.
Las piñatas se pueden encontrar en todo el país, pero el lugar favorito para comprarlas son los alrededores del Parque Colón, en la zona 1 capitalina. Piñaterías como las de “Doña Lucy” funcionan todo el año, pero para esta celebración se tiñen exclusivamente de rojo.
“El mero día realizamos la mayor venta”, comentó Lucy, quien vende piñatas desde hace 30 años. Los piñateros corren el riesgo de no vender todas las que fabrican, es por ello que no realizan una gran cantidad. “Algunas se pueden guardar, pero ocupan espacio y se deterioran”, agregó.
El tiempo calculado para la elaboración de una piñata pequeña es de 10 minutos. La familia de Lucy comienza a realizarlas desde noviembre, junto a la que han vendido piñatas del expresidente Otto Pérez Molina o el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump.
“A Jimmy no lo queremos sacar, para no tener problemas”, resaltó Lucy; sin embargo, los piñateros también se enfrentan a problemas diarios como las extorsiones por parte de maras. Por este motivo, prefieren ocultar sus nombres y no salir en las fotografías.
A unas cuadras de ese lugar está la piñatería donde trabaja José. “Entré como vacacionista en una piñatería y terminé quedándome”, relató el joven, quien inició en el negocio hace tres años. También ha elaborado piñatas de la exvicepresidenta Roxana Baldetti, el gobernante Jimmy Morales, la exfiscal Thelma Aldana y Donald Trump.
Existen diablos de todos los estilos y tamaños. Uno en miniatura cuesta alrededor de Q15; los pequeñas, Q25 y los medianas, Q35. “Mi piñata más grande ha sido un diablo de tres metros de altura”, contó José.
También existen piñatas que miden más de un metro y medio, y pueden costar entre Q450 y Q750.
José tarda alrededor de tres horas para elaborar una piñata desde el inicio hasta que se cuelga en la tienda. “Tardamos unos 15 minutos en hacer el armado de hierro, pero lo que lleva más tiempo es secarla y forrarla”, agregó.
Entre los materiales que los piñateros utilizan están las barras delgadas de hierro para la estructura, papel prensa o periódico; papel blanco, papel de china en diferentes colores y pegamento. Estos los consiguen en librerías.
Algunas tiendas y ventas no venden piñatas de personajes con cuernos, sino que solamente las hacen por encargo. “El cliente puede personalizarlas con el diseño y tamaño que desee”, afirmó Antonia, quien vende piñatas y disfraces. Para estas, “se necesitan cinco días hábiles para su elaboración y entrega”, detalló.
Una tradición de siglos
La celebración de la quema del diablo se remonta al siglo XVI. Se festeja el 7 de diciembre, un día antes de la fiesta católica de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Ese día, varios rezados y procesiones recorren las calles de la ciudad y departamentos.
En esos años no existía el alumbrado eléctrico en las calles, por lo que las familias salían al frente de sus casas para hacer fogatas y así alumbrar el paso de la Inmaculada Concepción.
Existen muchas teorías sobre el significado de la fiesta. La primera es que representa una lucha entre el bien y el mal, debido a la coincidencia con los nueve meses del nacimiento de la Virgen María. Quemar al diablo representa el triunfo del bien.
Otra creencia es que representa una purificación de los hogares y el alma. Muchas familias acostumbran sacar muebles y cosas viejas de sus hogares y quemarlos. Ese día, las personas limpian el camino para la Virgen y comienzan una nueva vida.
Recientemente, la fiesta también se ha convertido en una manera de protesta contra políticos. Ejemplo de ello es el diablo gigante que se quema en Antigua Guatemala, que en 2016 causó polémica por su supuesta representación de la alcaldesa Susana Asencio; asimismo, las piñatas de presidentes y funcionarios de gobierno.
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Fotos: Elena Gaytán, Orlando Estrada.