Foto portada por José Saldaña.
Hace varios meses tuve la oportunidad de consumir un producto artesanal y mi opinión fue muy severa ya que era un poco rustico y tal vez su contenido era menos elaborado de lo que se acostumbra para ese tipo de cosas, incluso se me hacía forzado. Para no seguir con más adjetivos y descripciones que no nos llevan a ningún lado sólo digamos que no me gustó. Así pasó el tiempo y cada vez que alguien me preguntaba acerca del producto en cuestión mi opinión era la misma, “No, la verdad no me parece, pero pruebe usted si le place. En general no me gusta”.
Hace ya un par de semanas tuve la grata conveniencia de conocer y charlar largo y tendido con uno de los responsables y de lo que menos hablamos fue de su producto. Así pasó la tertulia, ambos hablando de comics, de la vida, cosas que pasan, pero ya adentrados en horas de charla me obligué a decirle la opinión inicial que tenía en relación a su artículo y esta fue más disculpa que otra cosa. Por el otro lado mi interlocutor respondió a mi juicio inicial con una franqueza enorme y con mucha humildad, al final mencioné que no debía haber juzgado tan severamente su producto y ser mucho más imparcial.

El punto de esta reflexión es bastante amplio, no soy el tipo de persona que cambia de parecer sólo por quedar bien con alguien pero esta vez mi cambio de decisión fue porque al ver a alguien, hablarme de lo que le costó hacer la labor, las ilusiones detrás del proyecto, etc. son cosas que no siempre tiene uno el gusto de saber y muchas veces pecamos, por decirlo, así de juzgar rápidamente y compararlo con cosas ya establecidas o extranjeras y no nos damos la oportunidad de saborear esto adecuadamente; disfrutarlo, conocerlo. Mi mejor consejo a estas alturas sería que hay que tomarse el tiempo para algo así; apoyar a la pequeña industria nacional que no solo te pone un producto en las manos, sino también desvelos, ahorros, sueños. Puede esto ser un libro, un mueble, una cerveza artesanal, tantas cosas, solo recuerda que detrás de todo eso hay un deseo de triunfar y agradar en el proceso.