Binge Watching es una frase en inglés que se usa para describir la práctica de ver episodios múltiples de un programa de televisión o series en sucesión rápida, típicamente en internet o DVD.
Recientemente, se estrenó la segunda temporada de la famosa serie Stranger Things en Netflix, con esto muchas personas, quedaron pegadas a sus pantallas de televisión o laptops, hasta que terminaron la temporada completa en un fin de semana. Lo mismo sucedió con la nueva temporada de Club de Cuervos, Suits, Grey´s Anatomy y cuando salió la famosa serie Silvana sin Lana. Esto es más frecuente de lo que creemos, puede pasarnos con telenovelas, películas y series. Es una práctica que, aunque parece inofensiva, puede tener repercusiones graves…
SE ACABO MI SERIE
Un estudio estadístico, realizado por el estadounidense Matthew Scheiner, comprobó que una vez se acaba una serie de televisión, las personas se sienten tristes y sin sentido. El terminar algo que captó mucha de nuestra atención y a lo que le dedicamos tanto tiempo, puede llegar a dejarnos con un sentimiento de vacío. De igual manera, en las redes sociales como en Twitter, podemos observar lo catastrófico que es esto para las personas cuando sale una temporada nueva y otra serie se pone de moda.
La cuestión es, ¿serán estas las experiencias de personas que han visto demasiada televisión o el binge watching nos puede verdaderamente afectar mentalmente?
Desde una perspectiva de salud mental, de acuerdo a estudios realizados por el Departamento de Labores Estadísticas de Estados Unidos, ver series y películas, es una de las actividades más comunes a realizar en el tiempo libre, alrededor del mundo. Sin embargo, con el aumento en la popularidad de servicios como Netflix, se ha hecho mucho más fácil practicar este tipo de conductas sin necesariamente tener que gastar grandes cantidades de dinero en ello. Poco a poco el binge watching se ha convertido en algo totalmente aceptable culturalmente.
CONSECUENCIAS
El consumo excesivo de series de televisión, ha estado asociado desde hace un largo tiempo con problemas de la salud. Estudios científicos muestran que ver televisión por mucho tiempo aumenta el riesgo de obesidad y diabetes, por falta de actividad. Asimismo, el ver por un tiempo prolongado una pantalla puede causar problemas de la vista, por la falta de lubricación que tienen nuestros ojos al estar fijados en la pantalla. Aparte de esto, la preocupación relativa a la televisión se ha extendido al campo de la salud mental; se relaciona con la depresión, la soledad y el estrés. Por otro lado, se encontró que la falta de regulación para parar de ver la televisión, puede estar relacionada con un comportamiento adictivo. Sorprendentemente, las personas que reportaban haber pasado más tiempo en esta actividad reportaban más altos niveles de incidencia en las enfermedades mentales mencionadas anteriormente. Sin embargo, esta relación no necesariamente implica causalidad, por lo que es necesario mucho más estudio científico para comprender los verdaderos efectos del binge watching.
Hasta que una investigación formal se realice, es importante que tomemos conciencia de cuantas horas le dedicamos a ver televisión. Consideremos el tiempo que gastamos en realizar actividades no solo poco productivas, sino que no nos aportan crecimiento personal. Existen otras maneras de pasar los momentos de ocio, que pueden fomentar nuestra salud mental, como escalar un volcán, visitar una galería de arte, hacer un picnic o simplemente sentarnos a disfrutar de un paisaje típico de nuestros noviembres guatemaltecos. La tecnología frecuentemente nos quita la oportunidad de conocer a los otros, volviéndonos casi exclusivamente solitarios en nuestra cotidianeidad. Es necesario que promovamos la posibilidad de ser personas más sanas, que pueden disfrutar de sus episodios, sin perder la espontaneidad de hacer algo diferente o la capacidad de detenerse. Los invito a que la próxima vez que decidan ver un show completo, resistan la urgencia de darle click a “próximo episodio”; y que busquemos la manera de poco a poco, recuperar nuestra humanidad y la capacidad para controlar nuestros impulsos tecnológicos.