Recuerdo única vez que me vestí de bruja, salí a gritar “dulces o travesuras” a la cuadra de mi casa y la pasé fenomenal. Ese año no sé en dónde estaba mi mamá para impedírmelo pero salí con un vestido negro y unas ojeras que daban más risa que miedo.
El siguiente año, mi abuelo me lo prohibió y no salí más. Solo recuerdo prepararnos con dulces para darles a los pequeños monstruitos que tocaban nuestra puerta como parte de una cortesía. Desde ese momento me dijeron que Halloween era del diablo y que no era cristiano practicarlo.
Soy una mamá Millenial, las que heredamos lo conservadores de nuestros padres pero le damos cabida a la modernidad. No actuamos por impulso ni nos dejamos llevar por los mitos del pasado tan fácilmente, mas bien nos informamos antes de decir o hacer algo.
Por primera vez me interesé en la fecha porque invitaron a mi hija a salir a pedir dulces. En resumen encontré esto:
1. Tiene orígenes celtas, aunque es considerada desde su concepción como una celebración pagana se hacía para celebrar el fin del verano.
2. Durante mucho tiempo se creía que los espíritus salían a caminar entre los vivos en esta época. Por eso se heredó la tradición de vestirse de espantos o personajes de terror.
3. Su nombre es de origen escocés que significa “víspera de todos los santos”.
4. Es una actividad que se celebra principalmente en Estados Unidos.
Según leí en algunos sitios católicos como Aciprensa, la Iglesia Católica la tilda como una actividad anticristiana porque separa totalmente la intención de celebrar la víspera de todos los santos. En el sitio se lee “La antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso”. Creo que el punto es totalmente válido y lo comparto. Sin embargo respeto totalmente a quienes tratan de pasar un buen momento en familia para celebrarlo.
No creo Halloween sea del diablo, jamás le diría eso a ningún niño porque no tengo cómo sustentarlo. Y más cuando la cuadra esa noche se llena de vecinos vestidos de superhéroes.
Dado que nuestra realidad como padres no se prestará jamás a hacer algún acto satánico o de brujería, no creo que una actividad como esta ponga en riesgo los valores cristianos que le quiero inculcar a mi hija.
Celebrarlo o no queda a discreción de las familias que tan necesitadas están de tener momentos juntos e incentivar la diversión. Si no están de acuerdo en celebrarlo, el respeto para los que sí lo hacen es siempre la mejor opción.