Son las 7 de la mañana y frente a Casa Presidencial ya se reúne un grupo de unos 50 integrantes del Frente Nacional de Lucha (FNL), algunos de ellos durmieron en el lugar.
Pasan los minutos y llegan buses que vienen de San Marcos, Quetzaltenango y Huehuetenango, el paso sobre la avenida cumple 24 horas de estar cerrado.
Los sindicalistas se han instalado con baños portátiles, cocinas, casas de campaña y varias mantas que han fijado en las paredes del edificio gubernamental.
Su principal exigencia es la renuncia de la ministra de Salud, Lucrecia Hernández, a quien señalan principalmente de violar sus derechos laborales.
Toma la palabra Dora Regina Ruano de Lara, la viuda de Luis Lara, aquel sindicalista de Salud que permaneció más de 25 años como dirigente.
Cuando Dora habla todos guardan silencio y la reconocen como una mujer aguerrida. ¡Qué queremos! Grita la dirigente y se escucha al unísono ¡Que renuncie la ministra!
Al entrevistar a varios trabajadores dicen que están ahí porque les quieren reducir sus bonos. Lisseth De León, quien labora en el Centro de Salud de San Miguel Petapa, indica que la mayoría de empleados ganan como sueldo base Q1 mil 39 y que aún con beneficios no sobrepasan los Q3 mil.
El enfrentamiento entre Hernández y los sindicalistas ha subido de tono en los últimos días.
La funcionaria muy activa en redes sociales, se mantiene firme en su postura y en uno de sus últimos mensajes en Twitter dijo: “Espacios de diálogo laboral existen y están abiertos, pero no podemos ceder cuando se negocia gobernabilidad por ilegalidad”.
De igual manera ha indicado que rechaza las medidas de hecho, pues entorpecen los procesos administrativos y servicios.
Interpelación
Para el próximo jueves se tiene prevista la interpelación de Hernández, en el pleno del Congreso de la República.
La petición fue hecha por los diputados de la Comisión de Salud del Legislativo, encabezados por la congresista, Karla Martínez de Alianza Ciudadana.
Martínez y Hernández tuvieron un enfrentamiento verbal el pasado 23 de marzo, cuando la ministra fue citada al Congreso y la legisladora le dijo que tomaba la reunión como “un chiste” a lo cual ella respondió “que era un chiste la citación”.
A partir de ese día la situación se ha tornado tensa.
En el Congreso, incluso, los diputados están divididos, algunos solicitaron que se suspenda el interrogatorio político.
Frente a Casa Presidencial las protestas van a continuar según sus dirigentes, quienes aseguran que no hay ningún arreglo con los diputados.
Al redactar este texto, ya un grupo de mujeres y hombres encendían una estufa portátil y el menú de este martes era caldo de res y tortillas compradas en el Mercado Central.
