Roger Federer, el caballero blanco imagen

Tiempo Fuera es el blog deportivo de Relato, y su responsable, Allan Martínez. Esta vez nos habla del Rey Federer

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Sus 18 títulos en torneos Grand Slam dicen que es, según las estadísticas, el más grande jugador de todos los tiempos. Es un hecho que ver a Federer en su nivel más alto es estar en presencia de la perfección, la elegancia y la inteligencia.

Uno no se da cuenta pero la aparición de Federer en la final del domingo pasado, en el Abierto de Australia, fue la primera en año y medio cuando perdió con Novak “Nole” Djokovic, en el US Open del 2015. Si levantamos la vista un poco y lo buscamos cuando ganó su último trofeo, fue en torneo de Wimblendon del 2012 cuando venció a Andy Murray. ¡Qué aguafiestas, como lo pateó en su propio reino!

Casi siempre se tiene la impresión que los grandes campeones duran para siempre, pero cada vez que oímos de un torneo la pregunta es ¿Cómo quedó Federer, o Rafa, o Nole?. El anuncio de medio año del 2016 daba un presagio muy desabrido. La lesión de la rodilla lo dejó con el peor año de su carrera. No ganó nada. Su recuperación tendría que ser lenta y aplicada si quería volver a pleno.

Las finales de Federer son dignas de relatar pero tengo que confesar, nunca he sido su fanático y si sueno hipócrita, perdón. Tuve mi fase que inició en la Euro del 2008 que cantaba “Yo soy español, español”, cuando la selección de España ganó. Era fan de Rafa y me ardían esas finales en las que Federer le ganaba casi con los ojos cerrados, y fue casualmente en 2008 que Nadal lo enfrentó en la final de Wimblendon.

El partido superó las 5 horas con interrupciones de lluvia. El duelo parecía resuelto cuando Federer ganó los dos primeros sets. Aún hoy intento comprender cómo diablos se recuperó Nadal y le ganó los 3 sets siguientes, dos de ellos 7-6 y el último que se jugó en la oscuridad, porque el estadio All England en aquel tiempo no tenía luces o incluso techo corredizo, como hoy. La agonía de la falta de luz en verano empezó a las 8:30 de la noche. La televisión hacía cualquier cosa, subirle el iso a la cámara o abrir más el iris para que pareciera que había luz natural aún.

Celebré la conquista al Rey y disfruté de una final sin precedentes. Las rivalidades entre estos dos son dignas de verlas, repasarlas y estudiarlas. Da para un artículo de las grandes rivalidades del deporte (lo pensaré). Es que ni se le acerca la rivalidad entre Pete Sampras y André Agassi. En la actualidad no hay muchos jugadores de renombre como lo había en los 80, con John McEnroe, Ivan Lendl, Stefan Edberg o Boris Becker, sin embargo la generación entre el 2000 y 2015 es la más exitosa en cuanto a títulos. Podría discutirse si es la mejor.

Como sea, recuerdo cuando Roger le ganó a su héroe Pete Sampras en la única vez que se enfrentaron, fui testigo de un cambio generacional. Se reforzó esa teoría cuando destruyó a Agassi en casa ¡Qué aguafiestas otra vez! en la final del US Open del 2005. Si le critico a Federer que no haya podido ganar el Roland Garros, como se debe, contra Nadal. Tuvo que lesionarse Nadal y entonces Federer enfrentó a un don nadie Robin Soderling y cosechó el que le faltaba. ¿pero qué culpa tiene el Rey?




Sin embargo tengo que reconocer que ahora vitoreo por Federer y ¿cómo no? Negarlo es una falta de respeto, incluso podría mostrar ignorancia y se me acusaría de no saber de tenis.

La final de Melbourne será recordada por mucho tiempo porque revivió una de las rivalidades más férreas. Es que cuando se meten estos dos a una final lo dan todo. Somos testigos de una carnicería, una agresividad desmedida y una ferocidad jamás vista. Cada punto es disputado, no se regalan nada. El amor propio que se tienen estos dos es tal que pelean hasta las bolas perdidas, solo por no darle el gusto al otro de que le ganó un punto, no digamos un game. Verlos cuando se quiebran un game es desatar un monstruo en cada uno. Los dos son de lo peor, pacientes, saben cuándo atacar y en qué momento ser agresivos. No les alcanza la yugular, no basta la sangre; es decir, la entrega de este par no tiene paragón.

Después de todo esto, Roger tiene palabras tan sencillas y una humildad ejemplar para reconocer en su máximo rival, es decir Nadal, que su talento es enorme y que el tenis lo necesita mucho. Verlo llorar cuando se dio cuenta que había ganado el último punto fue conmovedor porque casi se nos va y los 35 años a cuestas son un aviso que la competencia, al más alto nivel, acabará pronto. Pero regresó, levantó la copa y aunque su record de 18 Grand Slam ganados tiembla (porque Nadal que tiene 30 años ha levantado 14 copas y no digamos Nole que con 29 lleva 12-9), aún tiene tiempo de disfrutar del juego. Sí, creo que la mejor generación de tenis es la actual.

El tenis no es muy popular por estos lados de Latinoamérica. No llena un bar o incluso la sala de una casa porque es solitario, para aquellos que somos solitarios. Ver una final con Federer es estar en presencia de grandeza, de compartir con él batallas personales. Saber que en cada golpe fallado o en la pérdida de un punto, Roger se recupera con tanta facilidad que lo olvida y sabe que la meta es ganar el siguiente punto. Grande este caballero blanco. 

Tiempo Fuera, el blog deportivo de Allan Martínez




Relato explora otra arista del periodismo, esa que levanta pasiones y conocida como el universo de la crónica deportiva, lea el resto de sus entregas en este enlace.

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte