El ruido y los espectros imagen

Álvaro Sánchez ofrece un Pacto secreto con Spectres, en su columna musical de esta semana.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Veo cuatro cuerpos tirados en medio de la calle. El zumbido de las moscas que vuelan a su alrededor me dejan desorientado… la pestilencia que emanan me produce arcadas, pero no puedo dejar de ver la escena. Me atrae y me hipnotiza.







Lo que quiero ver en realidad no son los cuerpos hinchados descomponiéndose, más bien, lo que deseo atestiguar es cómo de un momento a otro, esas almas saldrán de sus cuerpos para convertirse en espectros que deambularán por las calles, espantando a los transeúntes en cada esquina.

Mientras tanto, los curiosos se siguen agrupando y apretujándose entre sí. Alzando sus miradas sobre las cabezas de otros espectadores del morbo. Yo me retiro de la escena para seguir con mi camino. Volteo a ver cada tanto sobre mi hombro, porque sé que esos fantasmas recién expulsados de este plano, me siguen; acompañándo cada uno de mis pasos. Y al colocarme los audífonos en los oídos, para desconectarme del mundo, siento que su presencia se hace más intensa.

“We were born, we are playing music, we will die,” así es como definen su motto los cuatro integrantes de la banda Spectres, formada en Bristol, Inglaterra. Joe Hatt, Darren Frost, Adrian Dutt y Andy Came son los que la parieron. Son los nombres de los cuatro espíritus que vi salir de esos cuerpos tirados en la calle.

Elevándose en una neblina cargada de Art y Noise Rock, con toques intensos de Shoegaze. Su sonido recuerda a bandas como My Bloody Valentine o Sonic Youth. Su presencia me sigue produciendo escalofríos cada vez que escucho su álbum debut Dying.

Es el mismo soundtrack del purgatorio. Que se materializa con las distorsiones de sus guitarras y sus atmósferas envolventes. Pienso mientras escucho Blood In The Cups, que es lo más cercano a coquetear con una forma de morir inducida por una fuerte dosis de Paracetamol.

Mientras me encuentro sentado en la penumbra frente al espejo, veo en mi reflejo que sobre vuelan esos espectros. Como si se tratara de un cuadro pintado por el mismo Goya en su etapa más oscura. Veo como mis pesadillas me sonríen. Se burlan de mí. Pero con la reverberancia de las guitarras, poco a poco voy purgando mis culpas y mis propios demonios, empiezan a calmarse al compás del sonido que retumba en mi caja toráxica. Lo logran gracias al sonido del bajo de Darren Frost.

Éstas son las bandas por las cuáles apostaría todo mi dinero tirándolo en una pira. Esos grupos que golpean fuerte, como una buena patada en medio de las piernas. Adrenalina musical que se inyecta a través de los oídos. Muchos buscarán esas emociones en cosas banales e inútiles. Pero yo no. Yo sé que para invocar a estos espectros no necesito de una tabla de Ouija o algo similar. Solo necesito presionar el botón de play de mi iTunes.

Así observaré como en una bruma espesa, los espectros acudirán a mi llamado al ritmo de Lump. Y flotando frente a mí me preguntarán ¿qué es lo que deseo? yo les responderé, que lo que anhelo es que suban el volumen de sus guitarras y que su sonido discordante pulverice mi cuerpo y me transforme en una aglomeración de vísceras tiradas en el asfalto, una masa corrompiéndose por el rock n’ roll rodeada de extraños.

Para Escuchar: This Purgatory, Where Flies Sleep, Mirror, Blood In The Cups, Sea Of Trees, Lump.

BLOG LOS PACTOS SECRETOS, POR ÁLVARO SÁNCHEZ




“Álvaro es un melómano del underground mundial. Si antes invocaba al diablo e invitaba a bailar frente a un tribunal inquisidor, ahora escribirá metáforas distintas, pero con la misma intensidad, él vendió su alma por la música”.

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