*Fotografía Cortesía de José Saldaña.
Hace poco Jimmy Morales fue entrevistado por el reconocido periodista Jorge Ramos, quien lo interroga en relación al caso de fraude del que son acusados su hermano y su hijo y la corrupción de la que es señalado. El presidente decide no dejarlo hablar y dar esquivas respuestas como siempre. El motor principal fue si él sabía de las actividades ilícitas de sus parientes a lo que prepotentemente contesta. ¿Y eso en que cambiaría las cosas? El entrevistador le vuelve a hacer la pregunta y la contestación es la misma. Al final no se aclara nada como es de esperar por este comportamiento pueril y tan característico del presidente.
En las redes sociales muchos internautas se manifestaron en contra de la pobre actitud del mandatario nacional, comentarios detractores, Hashtags, etc. Pero en medio de esa lapidación cibernética aún hay personas que lo defienden con palmaditas virtuales en la espalda y elogian e inclusive bendicen al mandatario todo un ejército de posibles ilusos que le dan aún el beneficio de la duda a este hombre que cayó en el curul.
¿Pero que hay detrás de de esta sentencia del mandatario nacional? Claramente el no supo expresarse acerca de esa idiosincrasia tan particular que se ha desarrollado por años en nuestro país, en donde robar señal de cable, pasarse una luz roja, no pedir una factura o pedir facturas de mas, en fin todo tipo de acción que nos haga “ahorrarnos unos centavos” o evitarnos una fatiga temporal se ha vuelto demasiado común obrando en nuestra contra, porque lo que para un ciudadano común no es de gran importancia y lo solventamos con un “solo por esta vez”, de la misma manera lo hará un político proporcionalmente hasta llegar al punto actual de nuestra rota y fallida gobernabilidad.
Claro no estoy excusando las acciones de los políticos, diplomáticos y diputados de nuestra Guatemala, mucho menos. Pero ya que el presidente es el reflejo de nuestro país hasta cierto grado creo que hemos llegado a un punto muy crítico, habrá que hacerle la rectificación de que la corrupción en el país es común mas no es normal y tampoco está bien incurrir en ella.
Creo que esta nueva generación que está floreciendo y creciendo en nuestro país está mucho más comprometida con hacerlo bien que con acortar caminos.