Por: Ana Fresse
Los días siguientes al atroz incendio en el paradójico Hogar Seguro condujeron a la captura del Secretario de Bienestar Social, el Director del Hogar Seguro y de Anahy Keller, acusados de homicidio. Los titulares de los periódicos y las condenas en redes sociales no se hicieron esperar, aunque fueron más severos contra Keller, por calificarla sin experiencia para el cargo.
Dentro de esos titulares está: “La productora que jugó a defender a la niñez”. Pero jamás se investigó que Anahy haya dedicado dos décadas de su vida a trabajar por los sectores vulnerables (mujeres y niños) y que se ha formado académicamente para ello. Este hecho fue minimizado o jamás citado.
Otro tuit que me impactó fue: “Luego de ser detenida por haber cometido tres delitos en el caso de la tragedia del hogar Virgen de la Asunción, Anahí Keller fue tendencia en las redes sociales”. Sé que un tuit no puede tener muchos caracteres, pero también sé que un medio de comunicación no puede permitir tal inexactitud. Muchos realizaron reportes similares.
Uno más de tantos que, incluso, nos hace quedar mal a los comunicadores fue: “Diferente la profesional que nombraron ahora, ella sí tiene experiencia”, al referirse a la nueva Subsecretaria. ¿Acaso nosotros los humanistas no podemos tener otras especialidades? Ahora bien, esta productora de televisión SÍ tiene una vida secreta.
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La otra cara
Esa mujer a quien se ha querido matar en algunos medios de comunicación y en las redes para desviar la mirada de los verdaderos responsables, es un ser humano inspirador, con un don de ayuda interminable, capaz de brindar amor sin importar clase social, color o etnia. Es un motor que impulsa a otros seres humanos a ser mejores personas dedicándoles tiempo y amor, pese su ocupada vida, es madre soltera quien tiene dos hijos a quienes brinda calidad de tiempo y cuida a sus ancianos papás quienes también viven con ella.
Ericka Sam, ha navegado junto a Anahy durante muchos años, con voz quebrada y ojos llorosos me dice:
“Quiere una anécdota de Anahy, se la compartiré: YO, SOY LA ANÉCDOTA. Yo no creía en mí, tenía baja autoestima. Soy mamá soltera y no salía adelante, había perdido mi dignidad y mi rumbo. Ella me contagio de valor. Me decía: -Mija, debes tener confianza y sacar lo mejor de ti; vas a poder, yo ya pasé por eso- . No podría pagarle jamás lo que hizo por mí, me devolvió la vida. Fue paciente jamás me presionó ni regañó, siempre tenía un abrazo y tiempo para escuchar. Anahy es capaz de ver lo que tenemos dentro e impulsar nuestro potencial”.
Como cuenta Ericka, una frase que caracteriza a Anahy es: “Mija, tú puedes. Creo en ti porque antes creíste en mí, aunque nadie más lo hiciera”.
Rita, la santa que tendrá que interceder
A finales de los 90, Anahy aceptó una invitación para servir durante la Semana Santa en un hogar de niñas abusadas ubicado en Antigua Guatemala. Convocó a su comunidad y 15 catequistas impartieron charlas espirituales, motivacionales y clases para la vida. Además, de realizar pequeñas celebraciones y actividades predilectas de las niñas.
Al concluir la Semana Mayor de ese 1997, algunas catequistas terminaron su labor, pero Anahy y un grupo reducido continuaron sirviendo. Un buen día, platicando con su amiga Ligia Barrascout, fue invitada a asistir a la Parroquia San Miguel Arcángel, donde oficia el padre Fernando Divassi, después de aquel 1 de noviembre de 2011, motivó a su congregación a asistir a dicha iglesia y accionar en pro de las niñas y mujeres necesitadas.
Por esa época Anahy, sobreviviente de violencia intrafamiliar, compró un documental de la vida de Santa Rita, se impactó y llorando llamó a Ligia. La sorpresa fue que su amiga estaba viendo la misma película, hecho que tomó como una señal. Santa Rita fue una mujer violentada quien oró por la conversión de su esposo, el matón del pueblo.
Pocos días después, Divassi convocó a una peregrinación a Esquipulas, el padre llevaba la imagen de Santa Rita misma que fue bendecida en dicha basílica. Anahy sorprendida de otra coincidencia, le habló acerca de su proyecto de ayudar a niñas y mujeres en vulnerabilidad y no dudó en nombrar a la congregación: Grupo de Apoyo Santa Rita. Desde ese momento junto a Divassi dieron vida a aquel proyecto.
Ante las acusaciones que hoy enfrenta Anahy, el padre Fernando Divassi nos dice: “Es cierto que los comunicadores citan el trabajo de ella en los medios, pero eso no le impidió que después de sus horas laborales formarse académicamente y fundar una comunidad de apoyo integral dirigida a las mujeres abandonadas, violentadas, divorciadas, acosadas, y quienes atraviesan situaciones de riesgo, al igual que sus hijos. Ella fue nombrada en el cargo de Subsecretaria por su capacidad, les comparto que tuve la oportunidad de orar con ella y pedir a Dios discernimiento para tomar la decisión correcta, pues estaba dejando 30 años de estabilidad laboral, pero entendimos que era su misión. Me constan sus preocupaciones y su lucha por componer la estructura que encontró, me manifestaba constantemente que no se debía mezclar niños huérfanos con aquellos que ya habían delinquido. Se frustraba, pues las autoridades parecía que no comprendían ésta realidad. Hace un año, me invitó a celebrar una Misa y me dolió el nivel de abandono de estos niños por parte de sus padres y ver el esfuerzo del equipo de Anahy por mejorar las condiciones de todos. Pero el cambio no dependía solo de ella y no podía tomar decisiones sin autorizaciones. Anahy es una mujer llena de Dios, es inocente de la muerte de las niñas del Hogar Seguro y debe quedar absuelta”.
Anahy Keller, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Rafael Landívar (URL) y orientadora familiar por el CIOFA empezó su trabajo dirigido a mujeres y niños en 1997. En el 2011 fundó el ministerio Santa Rita que la llevó a tener un hogar temporal para niños y mujeres en necesidad. Al asumir el cargo como funcionaria pública dijo: “Es mi sueño de poder trabajar con este tipo de niños para ayudar. Termino esta etapa y me dedico al ministerio”.
Estoy segura que lo hará y que ésta etapa de su vida le permitirá hacer cosas grandes y convertirse en un testimonio viviente que, junto con 41 niñas, evidenciaron una problemática que todos debemos corregir para que no se repita jamás.