Pagarles la comida a los diputados, una de las molestias del presupuesto 2021 imagen

¿Qué molestó más a la población? Un presupuesto desfinanciado, una aprobación con poca discusión, los cambios en las partidas de gasto o los abusos de una legislatura que condenará a las finanzas públicas de Guatemala.

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La aprobación del Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado de Guatemala nos tiene enfrentados, indignados y sobre todo preocupados. Cientos de millones fueron redirigidos, otros tantos suprimidos y la escalada de un endeudamiento público pinta un panorama oscuro para los años venideros. La realidad del presupuesto que aprobaron los diputados de esta legislatura.

¿Fueron los Q99 mil 700 millones que aprobaron los diputados la chispa que desató la ira de los guatemaltecos? ¿O tal vez la forma en que lo aprobaron? ¿Pudieron ser las risas y el licor que corrió en el hemiciclo luego de que se votara por el presupuesto más alto en la historia del país? Quizás las partidas de gastos superfluos, después de un año de crisis, fueron las que finalmente indignaron a la población. Hoy, Guatemala está furiosa, llena de ira y dispuesta a todo para revertir la decisión de los parlamentarios. Incluso, el vicepresidente, Guillermo Castillo, ha urgido a Alejandro Giammattei para que vete lo actuado por el Legislativo.

De acuerdo con las cifras que aprobó el Congreso, financiar el presupuesto para el próximo año será difícil, de no ser por el endeudamiento. Q24 mil millones, de los Q99 mil 700 provendrían de deuda, otros Q7 mil millones de préstamos para hacer un total de Q31 mil millones el endeudamiento para financiar los gastos del próximo año. El resto del presupuesto se integraría con Q6 mil millones de otros ingresos y Q63 mil millones de recaudación fiscal.

Pero, en un país donde desde hace 35 años no se llega a la meta de recaudación de impuestos, llegar a Q63 mil millones es risible. De acuerdo con el analista económico Carlos Martínez, desde 1985 ninguna administración tributaria ha llegado a la meta de recaudación fiscal. De trabajarse con el presupuesto que aprobaron los diputados, la SAT deberá comenzar a hacer un trabajo de fiscalización y elevar la recaudación fiscal a niveles nunca antes vistos en Guatemala, asegura.

“Desde 1985, el Estado no tiene mecanismos ni políticas eficientes para fiscalizar y el Estado ha sido débil para financiar su presupuesto”, Carlos Martínez, analista económico.

Según el analista, el gran problema que enfrenta el gobierno actual es convencer a las personas que este es un presupuesto real. “Generalmente, los congresos no actúan de manera transparente, y el presupuesto lo usan como un mecanismo de negociación política”, sostiene.

Carla Caballeros, de la Cámara del Agro, asegura que la aprobación del presupuesto fue algo opaco y desmedido. Según ella se ha incrementado la deuda en un 35 por ciento y ninguna de las medidas contribuye a la reactivación económica. “Lo que hicieron los diputados no fue en beneficio de la población, es un abuso y está fuera de la realidad un presupuesto tan elevado”, afirma.

Y es en esta aprobación rápida, oscura y manipulada, que Guatemala se juega su futuro económico. Según Martínez, la aprobación del presupuesto fue todo menos transparente. “Los mecanismos de discusión y aprobación debieron ser más abiertos y se debieron plantear las verdaderas necesidades del país”, Carlos Martínez.

Necesidades que hoy no se ven reflejadas en un presupuesto que incrementa su rubro de gastos en alimentación para diputados. Dentro del presupuesto que se aprobó, los legisladores dejaron una partida de Q215 millones para la compra de un edificio nuevo e incrementaron los gastos en alimentación para los congresistas. A decir de Martínez, esta última no es congruente con un país con necesidades tan grandes en materia de infraestructura y atención a los más necesitados. “Todos los trabajadores pagamos nuestra comida de nuestros bolsillos, a nadie le dan la comida de gratis y los diputados deberían pagar su comida y no esperar que el Estado se las pague”, asegura.

Así invertirá el gobierno este presupuesto:

Gastos de funcionamiento Q63 mil 560 millones.

Inversión Q20 mil 234 millones.

Deuda Q15 mil 905 millones.

Hoy, la sociedad guatemalteca clama porque se detenga el abuso que aprobaron los congresistas. Aprobación que se hizo al amparo de la madrugada, de una Guatemala sumida en la pandemia y afectaciones por fenómenos naturales y de una economía golpeada por un año de crisis económica. “Se modificó a sabor y antojo de los diputados, se hicieron asignaciones muy cuestionables y se planteó un endeudamiento sin precedentes. Ahora, les toca a todos los guatemaltecos hacer valer su derecho y expresar su inconformidad ante el desmedido gasto que aprobaron los ‘padres de la patria’”.

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