“Yo amaba la música y la Firma de la Paz lo arruinó todo” imagen

Esta es la historia de alguien que fue feliz durante el Conflicto Armado. Las balas disparadas en la montaña eran la excusa que le permitía tocar su amada marimba.

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Esta es la historia de alguien que fue feliz durante el Conflicto Armado. Las balas disparadas en la montaña eran la excusa que le permitía tocar su amada marimba.

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“Era el año 1975 y en el teatro municipal de Quetzaltenango se realizaba un evento dedicado a las escuelas públicas. No teníamos idea de a lo que íbamos. Cuando entramos nos sorprendió ver una fila de militares con trajes impecables en completo silencio. Nuestra sorpresa fue que esos mismos militares que vimos al entrar serían los músicos que nos regalaron el concierto de marimba que cambió mi vida. Muy pocas veces uno logra tener claro lo que se quiere ser, muy pocas veces en la vida uno conecta tanto con lo que ocurre en un escenario. Ese día entendí que mi destino era estar en completo romance con la música. Tuve claro que mi sueño era el de ser parte de la legendaria marimba La Voz de los Altos”, recuerda el músico y compositor quetzalteco Rolando Mejía.

En Quetzaltenango, como en el resto de Guatemala, la marimba ha sido utilizada como uno de los símbolos más fuertes para producir nacionalismo. No hay quizá ningún otro elemento que logre construir tanta identidad entre los guatemaltecos. Escuchar, por ejemplo, Tristezas quetzaltecas siempre provoca algo.



Portada de uno de los discos más emblemáticos de La Voz de los Altos

Las bases militares necesitaban música; las fiestas en este país no son nada sin marimba y los altos mandos del Ejército lo sabían. Por eso agregaron la música y la marimba a sus terrenos de disputa. De ahí que la mayor cantidad de grupos marimbistas, específicamente en los duros años de la guerra, pertenecieran al ejército.

Conjuntos como Guardia de Honor, La Voz del Regimiento, Kaibil Balam y La Voz de los Altos fueron de los más representativos. Se integraron por músicos que en su mayoría decidieron ingresar en las filas del Ejército con la única intención de poder ser parte de estos. Es decir, la visión no era sujetar un fusil, sino aprovechar la oportunidad para sujetar un par de baquetas. El combate llegó para ellos lejos de las montañas y no fue con fusiles; la lucha que dieron fue a golpe de teclas.

Grandes álbumes nacieron en aquellos años. Mientras la guerra era cada vez más sangrienta y triste, el mercado musical albergaba una cantidad de discos que salían a luz en diciembre, previo a la llegada de la Navidad. De esos registros es imposible no me mencionar el célebre Concierto en Marimba, de La Voz de los Altos, en los años setenta –que reúne la obra del maestro Jesús Castillo, quien integró la estética maya dentro del repertorio de música a finales del siglo XIX, por mencionar un ejemplo.






¿Qué hace un marimbista sin marimba?

Con la firma de la Paz en 1996 inició un proceso en el que varias de las bases militares distribuidas por todo el territorio guatemalteco se desactivaron. Tal y como lo establecieron los Acuerdos, un buen número de soldados tendrían que ser dados de baja, los espacios debían ser desocupados y el mobiliario retirado de estos lugares. El desalojo incluía los instrumentos de los grupos de marimba.

La Paz, en vez de darles esa nueva era de cambio que prometía, trajo problemas y procesos burocráticos que los marimbistas del Ejército tuvieron que afrontar desde entonces y hasta la actualidad para rescatar una de las pocas historias que no fueron malas dentro de los espacios militares.



Rolando Mejía, el primero de izquierda a derecha, posa junto a sus compañeros en el Club de Oficiales del Ejército.

“Para un músico apasionado, pertenecer a un conjunto marimbístico con una historia muy importante representaba arriesgar cualquier cosa, incluso entrar en las filas del Ejército. Lo importante era hacer música y pasarla bien, desde ofrecer un concierto de cámara hasta hacer bailar a la tropa durante horas”.

Tal fue el caso de La Voz de los Altos, creada en 1934 por iniciativa del personal de tropa que en esos años prestaba su servicio militar en el cuartel de artillería en Quetzaltenango.

“Un día nos avisaron que la marimba tenía que enviarse junto con todo el mobiliario de la zona militar de Quetzaltenango a la capital. Con el resto de los marimbistas hicimos lo imposible para que no se llevaran los instrumentos. 

Nos pidieron cargarla hasta un camión que llevaba cualquier tipo de cosas. Con el corazón quebrado nos tocó cargarla, la colocamos a la par de colchones viejos”.


Ver la marimba como un mueble más entre los vejestorios de la base militar los frustró. El motor del camión estaba encendido, listo para llevarse con él esas piezas de madera que hacían tan feliz a Rolando y sus compañeros. Alguien, por fin, tuvo una idea.

“Fue ahí cuando decidimos llamar a la gobernadora, rogarle que no se la llevaran. Ella accedió y nos dijo que detuviéramos el camión unos minutos en lo que ella redactaba la solicitud para dejar la marimba en la ciudad. Logramos detener por ese pequeño lapso el transporte que nos separaba bruscamente de algo que se convirtió en una parte de nosotros. Al final se logró. Habíamos ganado la primera de muchas batallas para mantener con vida una leyenda”, recuerda alegre antes de empezar a narrar las complicaciones que trajo para él la Firma de la Paz.



Concierto de la Voz de los Altos brindado en el Teatro de Madrid, España

Los Acuerdos y los problemas

Desde hace más de 18 años los integrantes de La Voz de los Altos han librado una larga pelea por sostener a una de las marimbas más importantes de la historia de Guatemala. Ha sido un trabajo silencioso e insistente que logró que la marimba siga en Quetzaltenango, luego de que la Gobernación del departamento la absorbiera y que el Ministerio de Cultura y Deportes brindara el apoyo económico para que los maestros pudieran seguir dando conciertos con fines didácticos a niños y niñas. La estabilidad no duró mucho.

Ahora, con los cambios producidos por el gobierno de FCN y la designación de una nueva gobernadora –quien les ha dado la espalda–, los maestros vuelven a sufrir un nuevo inconveniente: se les canceló el contrato. Esto los deja lejos de su amada marimba.

Actualmente la marimba está integrada por otros músicos que las autoridades de la Gobernación de Quetzaltenango eligieron. El proceso intergeneracional que venía desde finales de los años treinta se cortó abruptamente.

Luego de varios años y de haber realizado el sueño que despertó en el teatro municipal de Quetzaltenango, el Maestro Mejía, último director de La Voz de los Altos, así como el resto de sus compañeros, fue obligado a dejar las filas de la marimba.

Cada quien tomó su camino. Hoy todos están completamente dedicados a la música, algunos de ellos como maestros, siendo parte de otras marimbas o componiendo melodías. Eso sí, nadie renunció a su vocación.

Algunos ven con nostalgia cómo los artistas en Guatemala no son apoyados y cómo un marimbista, lejos de su marimba, provoca un gran vacío. Otros, por su parte, prefieren olvidar todo el desgaste que provoca proteger por todos los medios un bien cultural y han continuado su vida sin esperar reconocimientos ni aplausos.

Quetzaltenango, la ciudad que vio nacer hace más de cien años a la marimba doble, que vio nacer a los más importantes compositores y marimbistas, luce indiferente ante tan importante legado.

En épocas de paz, la legendaria marimba La Voz de los Altos lucha por no desaparecer. El maestro Mejía y los músicos han dado una fuerte pelea por resguardarla. Es un esfuerzo que merece ser reconocido porque, sin duda alguna, un concierto de marimba puede cambiar la vida.

DATO

Al inicio La Voz de los Altos era conocida como Marimba de Tropa de la Quinta Zona Militar. Luego adquirió el nombre que hasta la fecha posee. Durante todos estos años ha dado giras en diferentes países del mundo, principalmente en América y Europa (como en Cuba y en varias ciudades de Estados Unidos). Destaca particularmente el concierto en la pista de hielo del centro Rockefeler, con motivo de un festival de artistas de cine en la década de los 40.

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