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Cómo puede un niño experimentar el rechazo, ser involucrado en las pandillas y salir para convertirse en un panadero y dedicarse a ayudar a los demás.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Víctor, el niño que decidió dejar las pandillas y ser panadero




Tenía 13 años, cuando su madre y su abuela lo echaron de la casa.

Era apenas un niño cuando experimentó su primer sentimiento de ira. Lee esta es una razón por la que menores de edad integran pandilla

En una ocasión, se le cruzó por la mente matar a su mamá, su abuela y a su tío.

Su abuela porque lo golpeaba a diario e intentó matarlo con una piedra, a su tío porque lo abusaba y a su mamá por permitir que fuera maltratado y no lo defendía.

A esa edad, Víctor supo lo que era vivir de arrimado y después verse en la necesidad de salir a las calles sin nada. Durmió en un bus abandonado, en las banquetas o donde lo sorprendiera la noche. Vivió lo que un niño a esa edad no debería experimentar.




Ver cómo su padre puso en el cuello de su mamá un cuchillo amenazándola con matarla. 

Para este hombre la vida no ha sido fácil.

A los 15 años encontró en las pandillas (que eran menos violentas que ahora) la aceptación y protección, todos eran más grandes que él.

Comenzó a experimentar con el licor, el cigarros y la violencia. Era divertido golpear a una persona entre todos, o asaltar un bus con cuchillo en mano.

Agredíamos personas en la calle por querer imponer autoridad. Para dar miedo. Cargábamos cuchillos, bates o palos.




Pero a mí no se me daba eso de asaltar, confiesa.

Un día lo quiso hacer, y lo aventaron desde el bus, quedó todo lastimado.

De los 13 a los 17 años fue duro, no tenía quién lo gobernara, la pandilla era un refugio, “aguantábamos hambre, pasábamos frío, pero siempre unidos”.

Se vestía como cholo para sentirse parte del grupo.




En 1997 murió un hermano de su abuela paterna y fue cuando pensó que él también iba por mal camino.

Me salí de la pandilla y trataron de agredirme, corrí y me refugié en un salón del Ejército de salvación, allí me presentaron el plan de rescate de Jesucristo.

Pero no comencé a ir a la iglesia, sino tiempo después, dejé completamente todas las amistades que tenía.

Se fue a vivir con un tío, allí aprendió a ser panadero y comenzó a estudiar música, porque a Víctor le encanta la batería. 

Sacó el básico por madurez.

Él fue el fundador de una iglesia que se llama Ministerios Bethel, desde donde ayudaba a la gente con necesidades sociales y morales, jóvenes con problemas en su hogar, de pandillas, y en esa misma iglesia conoció a su esposa.




Hoy, Víctor es un empresario. Tiene una panadería, distribuye su producto en varias tiendas y casas del lugar.

Administra un grupo en red social para todo tipo de ayudas, consigue sangre para los enfermos, reporta a personas desaparecidas y ha logrado reencuentros familiares.







De los de la pandilla tiene pocas noticias, 

terminaron como sicarios, en prisión y otros muertos. 

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