“Siento culpa y buscaré la forma de enmendar mis errores”
Un tatuaje en el pie dio señales de que era su hija. Tenía medio cuerpo carbonizado; estaba irreconocible. En ese momento le habló al oído y le suplicó perdón, le imploró disculpas por todo lo que le había hecho y le juró que nunca más la iba a dejar sola. En esta entrevista, Heidy Hernández habla con sinceridad y admite que perdió el control sobre su hija cuando tenía 12 años al entregarla 3 veces al Estado para que se encargara de encausarla. Era la mejor forma de quitarse la carga de lidiar con ella.
¿Cómo se enteró de que su hija estaba entre las víctimas del incendio en el hogar Virgen de la Asunción?
– La tía de mi nena me avisó. Me puse nerviosa. Fuimos al hospital y vi a una niña con un pie destapado. Fui hasta donde estaba pero no la reconocí. Entonces le vi el pie, donde tiene un tatuaje de una M, y por eso estuve segura de que era ella.
¿Por qué estaba su hija en el Hogar?
– Cuando tenía 13 años un muchacho de 19 la pretendía, y como ella no quería estudiar yo le dije que la iba a meter en un hogar. Me dijo que estaba bien, que prefería estar en un hogar.
La llevamos al juez y la mandó a Casa Alianza. Entraron otras chicas mayores y la condujeron a no estudiar. Ya no le hacia caso a las maestras, ya no quería ir a talleres… entonces hablaba malas palabras, faltaba el respeto y pidieron que la trasladaran a otro hogar.
¿En qué momento de la vida se le sale de control su hija?
– A los 12 años. No sé qué pasó, le doy vueltas en mi cabeza y no sé qué pasó.
¿Por qué ceder a la voluntad de su hija de 12 años? ¿Era mejor para usted deshacerse de ella?
– Yo no lo veo así. Una maestra me dijo un día que si yo había negado a Nayeli cuando estaba embarazada (tenía 15 años) y dije que sí. Me contestó que esa era la causa de que ella fuera tan negativa.
¿Hubo golpes contra Nayeli en su casa?
– Para qué se lo voy a negar, yo le pegaba con un cincho porque no hacía caso.
¿Nunca pensó que lo que ella quería de usted era amor?
– No. Todo el tiempo me dediqué a trabajar como ayudante en una cafetería. La dejaba encargada con otras personas y llegaba muy tarde.
¿Cómo la ha pasado estos días?
– Siento culpa, desde que supe que a la nena le pasó esto he suplicado a Dios que le dé una oportunidad.
¿Qué hubiera pasado si ella hubiera muerto en el incendio?
– La verdad no me lo perdonaría nunca; viviría con la culpa toda la vida.
¿Qué pasará cuando regrese del hospital en Estados Unidos?
– Con esto que acaba de pasar Dios me da oportunidad para enmendar los errores que cometí y ser una mejor mamá.
¿Qué consejo da al resto de mamás que están en peor condición que usted?
– Si tienen más hijos, que los apoyen; que traten la manera de buscar ayuda para que sean mejores madres, que aprendamos de estos errores.