Me inicié en ese mundo, en el del crimen, por amor.
Como es de mentirosa esta mujer, sé que algunos van a repetir, pero no. Yo no tenía idea de quién en realidad era mi marido, Cristian. Él me ocultó su segundo empleo o así le decía, era parte de un grupo de seguridad con su hermano y un primo. Comencemos por aquí, nunca en mi vida estuve tan enamorada, estaba loca, colgada de ese hombre que con su uniforme se miraba guapo y varonil. Yo atendía una cafetería en la zona 10 y sufría por los maltratos de mi marido, y sin dudarlo me fui a vivir con ese agente después de tres meses de ser novios. Junto con su hermano eran oficiales de la Policía Nacional Civil, vivían solos y muy bien.
Yo estaba impresionada por el estilo de vida de ellos. Me contaron que habían recibido una herencia y por eso vivían bien y se daban sus lujos. Luego de un mes el gusto por las armas de Cristian se me pegó, hasta que un día les pedí que me llevaran al polígono, y de una vez a la semana terminé siendo cliente casi a diario, además con los mejores disparos que mi esposo y su hermano. Mi cuñado, incluso había ganado varios certámenes en la policía y fue quien me dio los mejores consejos en el uso del arma.
La amistad con mi cuñado se hizo grande, tanto que me empezó a confiar el misterio que los rodeaba, él y Cristian pertenecían a una banda de asesinos a sueldo, los famosos sicarios. Iré a hacer un trabajo, me dijo una tarde, te animas a hacerme huevos, solo nos avisas cuando salga un carro de un edificio, lo sigues y nos indicas cuando pase en cierto punto, te ganas unas varas. Me asusté, me temblaban las piernas y me negué.
En la noche hubo celebración, incluso se invitó a otros policías, de alto rango. Esa noche, Cristian me habló, sobre el porqué del festejo y me enseñó una caja de zapatos llena de dinero, y me dijo son para ti. Hoy, el negocio fue bueno y mi hermano se hizo grande. Vente con nosotros a la otra, eres la mejor para usar el arma, tú nos cuidas, me afirmó. Así de fácil me convenció. Desde esa fecha estuve en 12 vueltas y yo disparé en tres ocasiones. Nunca fallé. Menos cuando maté a mi ex marido.
Me llegó a excitar tanto ir en la moto, Cristian manejando y yo atrás, que ese día tuve orgasmos, incluso deseaba que llegara el día de otra vuelta para sentir la misma emoción. Hasta que pasó lo inevitable, estaban atrás de nosotros y era demasiado tarde para reaccionar. Anda a la casa de tu hermana, a ti no te dan color, me expresó Cristian. A él lo mataron junto con su hermano y se capturó a otros policías.