Un día, mi mamá me pidió que me encargara de alquilar la casa de la familia en Amatitlán, pero ya se tenían malas experiencias arrendándola. Una de las personas que la alquiló no pagó, después se le rentó a unos amigos, que no pagaron y en lugar de dar la cara, se fueron sin decir nada y tampoco pagaron los servicios.
Así pasaron varias veces, hasta que me decidí por alquilarla, pero sin imaginar que sería un gran problema ahora.
Y es que son varios los riesgos que se corren, entre ellos, que la casa sea dada a personas que no paguen y ese sería uno de los casos malos que mejor se pueden solucionar.
Los riesgos de ahora son:
Alquilar a quien no paga.
Que la persona no use la vivienda para vivir, si no para negocio.
Que la alquile para que vivan otras personas allí.
Que la subarrende para fines delictivos.
Pero qué nos recomiendan los expertos para poder arrendar una casa:
3 cartas de referencias personales de quien alquile.
Carta de ingresos de quien pagará la casa.
Copia de DPI de las personas que vivirán allí.
Un contrato de alquiler, donde se especificará por cuánto tiempo tendrán la casa, quiénes vivirán y para qué será utilizado.
Cuando por fin me decidí que alquilaría la casa de la familia, una señora me llamó para decir que estaba interesada, al llegar se la mostré y me dijo que ella vivía cerca, sin mucha importancia le enseñé donde estaba la sala, el comedor, la cocina y las habitaciones. A ella, le había gustado y me aseguró que sí estaba interesada, quedamos que hablaríamos de los requisitos y el contrato, pero no muy satisfecha por lo que le había pedido, se fue, cuando de pronto una de las vecinas me dijo que la mujer no tenía buena reputación.
Que en las casas donde había estado antes no había pagado, además que era problemática con las demás vecinas, pero eso no era todo, me dijeron que tenía un hijo pandillero. Empece a investigar por qué lo decían y de dónde salían los rumores, a los pocos días la señora me dijo que no había logrado conseguir toda la papelería que le solicité y pregunté qué le faltó. Me comentó que las cartas de recomendación, añadió que a ella nadie la quería porque su hijo había hecho mucho daño y lo consentía porque le quería ver el bien, yo respondí que sin eso no se la podía alquilar. Con eso me bastó y ya no le renté la residencia.
A la fecha, la casa sigue desocupada, pero nosotros tranquilos de no ser extorsionados o estar presionados para recoger el dinero de la casa.
Lo mejor para alquilar ahora es hablar con un abogado de confianza y que recomiende qué es lo más adecuado.