Perdí mi casa por una explosión de gas imagen

La casa donde vivió Silvia quedó totalmente inhabitable después de una explosión de gas.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Un olor extraño emanó de la cocina y específicamente del tanque de gas. Silvia sacó a sus hijos de la casa evitando que se intoxicaran; y es que ese día su vida cambió totalmente.




Fue una mañana tranquila. Silvia, la dueña de la casa, estaba con problemas en la espalda por lo que no podía caminar mucho y su hija Paula decidió cocinar el desayuno, cuando se acabó el gas, tuvieron que comprar otro tambo porque era necesario cocinar el almuerzo.

Silvia se mantuvo en su cuarto, debido al dolor, por lo que Paula atendió al joven del gas; fue la primera vez que lo recibió y no sabía cómo colocarlo así que le pidió ayuda al joven. Todo marchaba normal, lo colocó en su lugar hasta que el joven le dice “Mirá, aquí falta algo”. Al parecer era un empaque, pero Paula no comprendió de qué se trataba exactamente. “Pero le voy a hacer un chapuz y eso le va a quedar bien”, dijo el joven.

“Pero mire, ¿está seguro que no corremos riesgo con eso?”, le preguntó Paula y el joven le dijo que no, que todo estaba bien y con el pequeño chapuz se arregló. 

Cada quien se fue a su cuarto y la puerta de la cocina quedó cerrada.

A la casa, llegó Sunshine, amiga de la familia, más o menos a las 2 de la tarde y abrió la puerta de la cocina, cuando sintió un olor algo extraño, pero como Silvia y Paula padecen de sinusitis no se dieron cuenta de ese aroma.

“Silvia mire, aquí huele mucho a gas y Paula está con dolor de cabeza”, indicó Sunshine.

Pasadas las horas, Silvia llamó para que cambiaran el cilindro de gas, pero por la hora ya no había nadie que pudiera hacerlo.

Sin saber qué hacer, Silvia le colocó un trapo mojado al cilindro de gas y bajó la palanca de paso.

“Lo más prudente es sacar este tambo”, pensó Silvia, pero temió que algo le pasara si intentaba moverlo del lugar o con tan solo tocarlo.

Sin saber la dueña de la casa que le habían hecho un chapuz, comenzaron a escuchar que se salía más el gas por lo que salieron para evitar que se intoxicaran. Pensó llamar a los bomberos para sacaran el tambo .

“Cuando salimos de la casa, escuché un ploc y luego una explosión como la detonación de una bomba”.




Comenzó a incendiarse la cocina y ellos solamente escucharon el crujido de la madera y observaron cómo el fuego consumió la parte del comedor.

Pidieron a los vecinos que llamaran a los bomberos y mientras llegaban, los vecinos conectaron mangueras para que el fuego no se expandiera.

Luego de que los bomberos apagaron el fuego, el cilindro de gas quedó en el mismo lugar y a eso se le sumó la casa destrozada; estallaron todas las ventanas, tres puertas zafadas, los balcones y las láminas volaron.




“Tengo cuatro perros; uno se escondió bajo del carro y los otros se quedaron quietos sin saber qué hacer, la más nerviosa corrió y se lastimó la pata y tuvieron que ponerle 9 puntos”, indicó Silvia

La casa quedó inhabitada y esa noche durmieron en un hotel.

Silvia llamó a su familia para contar lo sucedido. En su casa vivían 5 personas incluyendo a la dueña de la casa, pero no podían todos quedarse en el hotel, por lo que se dispersaron en casas diferentes de la familia y amigos.

Luego, de que las cosas se calmaron un poco, al día siguiente llamaron a la empresa de gas para que alguien se hiciera cargo de lo sucedido, llamaron incluso hasta 3 veces al día y no había respuesta alguna, llegó de nuevo la noche; una más que pasaron en el hotel.

Comenzaron a pasar las semanas y el proceso no avanzaba.

Una tarde que llegaron a la casa, se percataron que no solamente estaba todo destrozado y quemado, sino que la lluvia se había entrado y estaba inundado; los cuartos, sala, cocina, baño y comedor. “Era una tubería que estaba chamuscada y parecía catarata”, expresó Silvia.

Cada vez que llegaron, Paula lloraba al ver su casa, sintió que era un día más que no dormía en su cama. A pesar, que donde se queda actualmente es en la casa de su tío, la incomodidad de saber que no es su casa, siempre se apoderaba de ella.

Entre las evaluaciones que realizaron de la casa, dijeron que harían una cotización y que la empresa se haría cargo de los daños, pero pasaron semanas y aunque Silvia insistía, nada avanzó.

Poco tiempo después, a Silvia le llegó una información importante; el reporte de lo sucedido en la casa estuvo a manos de uno de los directivos de esa empresa de gas. El informe confirmó que la casa no sufrió daños graves y que hubo un conato de incendio en la estufa; también afirmaron que las víctimas exigían Q350 mil. 

Silvia muy molesta ante esta falacia, empezó el proceso de demanda hasta que recibió una llamada de la empresa indicando se haría cargo de los daños.

“Han pasado dos meses del incidente y he estado desesperada. Cada vez que vemos un cilindro de gas, nos hace retroceder al día en que perdimos la casa”, señaló Silvia

Debido al miedo que el incidente les ocasionó, su hija mayor está en tratamiento psicológico. Cada vez que la familia mira un cilindro de gas, su mente regresa al día en que perdieron su casa.

Silvia aseguró que de ahora en adelante utilizará una estufa eléctrica y que ni loca vuelve a comprar gas.




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