No importa lo que pase, llevaré en hombros a Jesús imagen

La tradición de llevar en hombros un anda procesional ha cambiado con los años.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Miles son los feligreses que buscan, de una u otra manera, obtener uno de los turnos para ser parte del cortejo. Pero esto no se vuelve una tarea fácil. Hay que hacer largas filas, despertarse de madrugada o dormir en la fila, que alguien empezó desde la noche anterior, para ser de los primeros en adquirir un turno. Esto sin mencionar ese otro mercado, en donde muchos obtienen los turnos y que se ponen a la venta “de boca en boca” para aquellos que no pudieron obtener uno de una manera tradicional.



Foto Orlando Estrada

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Roberto, que no lleva mucho tiempo como un cargador tradicional, comenta que no le importa pasar frío o dormir en una baqueta mientras llegan a abrir la oficina que les dará la oportunidad de llevar en hombros a su imagen de adoración.

A pesar del frío de la madrugada, varias personas deciden hacer fila para asegurar su puesto y con esto obtener un turno para cargar en Semana Santa. Esto es algo que ha sucedido en los últimos años en algunas iglesias que cambiaron su forma de vender los turnos. Inclusive hay personas, totalmente ajenas a la tradición de procesiones, que llegan a vender el lugar que “aparto” en la madrugada, u otros más astutos que ofrecen sus servicios como cuidador del puesto para que el devoto cargador vaya a dormir y llegue fresco al día siguiente. Roberto comenta que “No importa todas las desventajas climáticas que uno tiene que pasar para obtener un turno. Es mi fe y esa resiste todo”, explica. “

Por otro lado está Enrique, quién tiene sus contactos para obtener uno de los turnos. Él no puede conseguir de los más exclusivos, como los de salida o entrada a la iglesia. “Esos son de las personas con mucha ficha”, dice. Pero sí tiene sus contactos para las procesiones especiales, de aniversario, consagración y otras, le evita hacer esa larga fila de horas para “tener suerte” y obtener uno.

“La verdad, si querés cargar la procesión tenes que tener tus contactos. No siempre te garantiza que vayas a llegar y te vayan a dar un turno”, menciona. “A mí me pasó varias veces que llegaba, hacia la fila, obtenía mi boleta, la pagaba y cuando llegaba por mi turno no aparecía. Era de pelearse con los de la hermandad y frustrarse. Ahora me evito eso”, añade.

Don Julio, otro cargador de antaño, también compartió sus experiencias en lo que es obtener un turno para la Semana Santa. El explica que antes era todo más sencillo, “No se miraba la cantidad de personas que iban en busca de un turno. La verdad no se cuándo se volvió tan popular ser cargador en la capital”, menciona.

A consecuencia de la gran cantidad de feligreses que se han sumado en los últimos años Don Julio tuvo que adaptarse a las nuevas mecánicas para obtener un turno. “A mi me pasó durante cinco años, hice fila para poder obtener uno de los turnos de Semana Santa en una de las procesiones más tradicionales de la capital”, comenta. “Usualmente no es un solo día, sino que en algunas ocasiones puedes llegar a perder todo el día, ya que ellos trabajan por medio de un horario. Siempre me pregunté si era justo esto para alguien que mantiene una tradición religiosa en Guatemala, tener que abstenerse ante las leyes de una hermandad”, añade.

Y es que parece que la tradición también se ha perdido en la forma en que se dan los turnos. Miramos largas filas de los devotos que llevarán en hombros esa imagen, sin saber lo que tuvieron que pasar para obtener uno de los turnos.

Pero también existen reglas para llevar en hombros la procesión. Desde ir decentemente vestido, ya se a en traje formal o como cucurucho; no tener el pelo largo (una cosa ridícula a mi parecer que no dejen cargar a uno con el cabello largo, cuando la imagen que representa a Jesús tiene el cabello largo); que las faldas de las mujeres no tienen que ser provocativas; no se pueden usar lentes oscuros a la hora de llevar en hombros la imagen, hasta no usar aretes. Y otro sin fin de cosas que cada hermandad tiene.

Cargar una procesión ya no es un acto tradicional, sino un sin fin de cláusulas a las que uno se remite. “Solo falta que uno tenga que firmar un contrato para ser cargador”, mencionó Enrique cuando se tocó este tema.

En algo concuerdan estos devotos cargadores y es en el costo de un turno. En resumen comentan que no entienden por qué el costo de un turno ordinario ha ido en aumento con los años, al igual que los altos costos de los turnos extraordinarios, sin mencionar cuando se paga por los honorarios. “pareciera que la tradición ahora tiene valor”, menciona Don Julio. “Si hay que pagar por cargar, pues ni modo, es lo que toca”, dice Enrique. “Es la donación que le hacemos a la iglesia para semana Santa”, dice Roberto.

Sin duda el precio se verá reflejado en el pago del adorno del anda, los músicos que la acompañan, la luz que la ilumina por la noche, etc. Pero cuánto será al final lo que ingresa económicamente por la venta de esos turnos. Creo que eso será otro tema para algunos, o simplemente el dinero no interfiere con la fe.

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