Mi abuela es un peligro imagen

La abuela no dudó, estaba segura de lo que estaba pasando, y no podía quedarse de brazos cruzados, así que actuó.

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Dulce, tierna y cariñosa, así es ella. La abuela siempre tan especial, tiene 6 hijos, todos viven, que le han dado 14 nietos y 6 bisnietos, quienes la visitan a diario, ya se imaginan cómo es esa casa de alegre. Además,  en su hogar se junta la directiva de la colonia para las discusiones, y allí siempre lleva la batuta. Ella fue maestra desde tiempo del Doctor Juan José Arévalo, y ahora que está jubilada disfruta de viajes, de su familia y amigos.

En nuestras charlas de fin de semana, entre sus experiencias de vida nos cuenta esta historia, de mucha valentía, por parte de esa amable maestra jubilada en el interior de una camioneta que va al centro de la ciudad.

Cuenta la abuela que se levantó temprano, se arregló y se apuró para dejar listo todo lo referente al almuerzo ya que iría a hacer un trámite a la Municipalidad de Guatemala. El abuelo le ofreció llevarla, pero le dijo que no gracias pues él salía muy tarde a su oficina y ella ya iba tarde. Le dio las últimas instrucciones a Joaquina, su ahijada que estaba viviendo en la casa que iba a cocinar y salió a tomar la 40 en la Roosevelt.




Subió al bus y se alegró que no fuera muy lleno, encontró un sillón libre y se sentó junto a la ventanilla. La camioneta fue bajando la calzada, haciendo sus respectivas paradas. Frente al Colegio Italiano se subió una muchacha, quien se dirigió directamente al sillón donde estaba la abuela.

Buenas le dijo, buenos días hija le respondió la abuela y el bus siguió su marcha normalmente. Cuando iban a media avenida Bolívar, la abuela se sorprendió sobre lo rápido que iba el bus y estaba contenta de llegar temprano a realizar su mandado. Y al buscar en su muñeca su preciado reloj, regalo de cumpleaños del abuelo, este no estaba. ¿Ay Dios mío y mi reloj? Pensó la abuela, cuando lleva su mirada hacia la muchacha a la par suya, y ve su mano, era el reloj de la abuela.

¡Esta ladrona me robÓ el reloj!

La abuela no dudó, estaba segura de lo que estaba pasando, y no podía quedarse de brazos cruzados, así que actuó. De su bolso sacó su lima de uñas, se la puso a la muchacha en las costillas y al oído le dijo: “dame el reloj ahorita mismo, el reloj te dije, te apuras cabrona”, la muchacha se puso pálida, a sudar y sin decir nada se quitó el reloj y se lo dio a la enfurecida abuelita.

“Te bajas del bus ahorita mismo”, le dijo, la muchacha cual rayo se bajó del bus muy asustada y este siguió su camino con una satisfecha y valiente abuela que no se había dejado robar su amado reloj. Fue a la Municipalidad donde hizo el trámite, allí contó a los trabajadores que la atendieron lo que había sucedido, y todos la felicitaron “qué valiente”, “mis respetos abuelita”, “usted es un ejemplo señora” y así todos le celebraron su heroico acto.

Tomó su bus de regreso a casa, contenta de contarle a la familia durante el almuerzo su “aventura”, el robo, cuando muy valiente enfrentó a la ladrona, sin importarle que la golpearan. Feliz entró a su habitación se sentó en su cama y al ver a su mesa de noche, allí estaba su reloj, junto a un pintalabios que también había olvidado. 




Ahora la abuela tiene dos relojes. 

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