Los que no tienen dónde estudiar imagen

No fueron los más brillantes del salón, pero sí los más perezosos.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

En los colegios actuales si no tienes buen promedio o dejas una clase, ya no eres aceptado el siguiente año.

Las políticas estudiantiles cada vez son más exigentes, los alumnos deben empeñarse más para ganar las clases, pero nunca falta a quien no le importa ganar.

José era el típico estudiante, que no le gustaba hacer tareas, ni le importaba ganar sus clases y tampoco se esforzaba en sacar buenas calificaciones.




Durante el año pasó molestando cada día a sus compañeros y profesores, no prestaba atención en las clases. Pero cuando ya terminaba el ciclo escolar y se dio cuenta que estaba a punto de perder el grado, decidió esmerarse. En el último bimestre se puso las pilas, logró mejorar sus notas y ganó con 61 las clases.

Según él, ya todo estaba bien, lo que ignoraba es que cuando sus papás fueron por sus notas, les dijeron que ya no podía continuar en el colegio, porque su desempeño en los estudios era deficiente.

Él estaba preocupado y sus papás enojados, pero esperaba que las autoridades del colegio pudieran darle una segunda oportunidad para continuar en el colegio y con sus compañeros. Pero la respuesta fue no.

A él ya no lo aceptaron para que regresara al colegio.

Desde ese momento inició el calvario para los padres, pues en el centro educativo no le dieron carta de buena conducta, por los constantes momentos, en los cuales José no prestaba atención durante las clases.

Sus papás empezaron a ir de colegio en colegio, para poder inscribir a su hijo, pero lo primero que piden es la carta de recomendación de la institución anterior, eso les ha afectado, porque no la tienen.

Los papás de José decidieron ir a un colegio, ubicado en la zona 10 de la ciudad, y probar si ahí podía inscribirse, pero les pidieron de nuevo la carta de recomendación. Cuando le comentaron al director que no la tenían, él preguntó el motivo, ellos le contaron la verdad. El directivo les dijo que si pagaban Q1,500 más de inscripción podían dejar que José estudiara en ese establecimiento.

Ellos decidieron que estaría bien y que pagarían más, porque ya habían ido a 12 colegios, en donde les cerraron las puertas por la mala conducta de su hijo.

Él podrá seguir estudiando y pasará a tercero básico, pero sin sus amigos y en un nuevo colegio.




Ahora los padres de José tendrán que comprar uniformes nuevos, buscar un bus y tendrán que estar más pendientes del comportamiento de su hijo.

Los papás de José tuvieron que buscar por más de un mes en dónde podría estudiar su hijo.

Hay colegios en la ciudad que si el niño no cuenta con un promedio de 75 o más no le permiten ingresar.

El calvario para conseguir un colegio para los menores de edad es duro, porque hay demasiada variedad, además hay que verificar que esté legalmente inscrito.

Para verificar eso puedes buscar en el Ministerio de Educación. 




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