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En este municipio de Quiché, de aproximadamente 608 kilómetros cuadrados, el más grande del Triángulo Ixil, con clima frío y de gran riqueza natural, los ladrones pueden morir linchados. Históricamente su población es de “armas tomar”.

Sin embargo, los 254 kilómetros que lo separan de la capital, no fueron impedimento para que una clica de la Mara Salvatrucha llegara al lugar y se instalara, para apropiarse de un polideportivo, ubicado en el cantón Xebac, ante la mirada ciega y la discreción de las autoridades locales.

El lugar fue abandonado y quedó a medio construir, por rivalidades políticas entre las anteriores autoridades municipales y las actuales, a quienes no les importa la pérdida de millones de quetzales invertidos.

Fue así como canchas para básquet, una piscina olímpica y varios salones, que fueron inaugurados con pompa y algarabía, como si fuese “la feria del pueblo”, se tapizaron con pintas que demarcan el territorio, que ahora le pertenece a los pandilleros y que le ha sido arrebatado a niños y jóvenes que soñaron con ser deportistas destacados.




Una de las áreas verdes del lugar, colindante con un río, es exclusivo para la recreación de los pandilleros para “casaquear”, consumir drogas, alcohol, bailar, jugar o tener relaciones sexuales.

El recorrido por el nuevo hogar de unos 25 MS, entre ellos varias niñas, que tienen entre 15 y 27 años, se hace en una hora aproximadamente.

En medio de un ambiente lúgubre, se puede constatar abandono, suciedad y las pintas que borró personal del Ejército con pintura roja, para aparentar que tienen control sobre el lugar.

Ingresar a esta guarida de la Mara Salvatrucha no es fácil, ni para los compradores asiduos de drogas. Solo con la autorización del “jefe” se puede entrar o si sé es parte de la “mara”. Sino cualquier vida está en riesgo.




El lenguaje con señas de las manos y el caló, hace sentir a todos los pandilleros que conviven a diario en este lugar, como en un ambiente hogareño. Ideal para adolescentes rebeldes o quienes han sido abandonados por sus padres.

Aunque, las secuelas que dejó el conflicto armado interno han ido quedando atrás y, poco a poco fueron sanando viejas heridas, el mal que se avecina para este pujante municipio puede ser devastador, a pesar que aún mantiene fuerte presencia del Ejército de Guatemala.




La sociedad en Nebaj es conservadora y practica muchas costumbres ancestrales, que se mantienen por la escasa influencia que tiene de los capitalinos, a pesar de que cuenta con una carretera de acceso, es un municipio poco visitado.

En Nebaj, la mayoría de jóvenes es apoyado por su padres en los estudios hasta el diversificado, por eso quienes se interesan por ser profesionales y tener un título universitario deben trabajar desde temprana edad para pagarse sus estudios.

Muchos de ellos, niños y niñas, parecen tener un futuro sombrío. La Mara Salvatrucha no va a tocar las puertas de sus casas para invitarlos a ser pandilleros. Simplemente se van a apoderar de ellos, como lo hizo con el polideportivo.

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Los operativos constantes que mantiene la Policía Nacional Civil (PNC), en la capital y los municipios cercanos en contra de las pandillas, han provocado que sus integrantes se desplacen a otros departamentos y lugares lejanos como Nebaj.

Prueba de ello es que en el consolidado a nivel nacional, por cobro de extorsiones, de la Unidad Acción Nacional Contra El Desarrollo Criminal De Las Pandillas (Panda), de la PNC, aparece el departamento de Quiché con más de 100 denuncias en lo que va del año.

Con información de: Izabel López 

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