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Ser emprendedor es: chilero, de valientes, de chispudos o al menos eso pensamos aquellos que no somos emprendedores. Tuvimos la oportunidad de hablar con José Palmieri dueño de “Tira La Vaca” y Mariano Bran de “Wing Man” para explorar que se siente en realidad ser emprendedor.







La liquidez (contar siempre con dinero) el temor más grande del emprendedor.

Tener una idea de cómo administrar un negocio no es lo mismo que administrarlo en la vida real. La teoría no es lo mismo que la práctica, aseguran entre risas nerviosas. Recuerdan que en la U participaban en un juego para aprender como hacer que el dinero “abundara”, sin embargo, “ese juego está lejos de la realidad” pues en la vida real uno debe optar por métodos de crédito para conseguir la famosa “liquidez”.

Delegar en los empleados, la prueba de confianza más difícil.

Tu idea, tu proyecto, se convierte en tu bebe, tu tesoro. Lo cuidas, y cuando empiezas a crecer te das cuenta que es importante delegar responsabilidades en tus empleados… pero claro, nunca estas listo para dejar a tu bebe en manos de otros. Aferrarte a que nadie lo podrá hacer con el mismo amor, esfuerzo y entrega que tu se convierte en un enemigo para tu negocio y te ves obligado a trabajar en el típico organigrama y distribución de funciones.

Quincenas y fines de mes, las fechas menos esperadas.

Como empleado tus días más felices son las quincenas y los fines de mes… pero, para el emprendedor estos días no solo son los menos esperados sino los más sufridos. El estrés de tener dinero suficiente para pagar a tus empleados, darte cuenta que quizás este mes terminarás sin utilidades y que probablemente tendrás que sacrificar tu propio salario porque las ventas no fueron tan buenas como esperabas… hacen que los días de pago sean días sombríos.




En ocasiones la buena fe y la humanidad deben ponerse en segundo plano.

Negocios son negocios. Pero mantener una actitud de negocios es difícil en un país donde la gente te cuenta sus problemas, sus necesidades y sus preocupaciones. Algunos empleados te piden adelantos, bonos, aumentos de salarios, vacaciones… y aunque uno tenga la buena fe de ser “el jefe buena onda” es necesario considerar primero que es mejor para tu empresa, especialmente en los primeros meses.

Emprender no siempre es ganar dinero. A veces debes sacrificar tu salario y re invertir tus utilidades.

Emprender es mucho más que vender y ganar dinero. A veces las ventas no son buenas y ganar dinero parece una utopía. A veces toca sacrificar tu salario y muchas otras toca tomar decisiones para crecer, como por ejemplo re invertir el dinero ganado en publicidad, mejoras o sucursales y eso implica cerrar el mes a cero.

Administrar tu tiempo es delicioso, pero, postergar el trabajo puede ser un problema.

No tener un horario, administrar tu tiempo y agenda es lo más delicioso aseguran ambos emprendedores. Sin embargo, es un reto ya que al no contar con la presión de tener “deadlines” hace que postergues las cosas para el otro día, o la otra semana… y luego terminas haciéndolo todo a última hora. Es importante tener disciplina para cumplir con las fechas inicialmente fijadas.




Sos inmune al miedo, pues como emprendedor, el miedo no te paraliza te motiva a encontrar soluciones.

Sentir miedo es normal, pero como emprendedor aprendes a no paralizarte pues una vez te detenes el miedo se apodera de ti y perdes el espíritu de salir adelante.

La frustración de que los proveedores no te traten como su cliente No.1, pues aún no sos de los “gigantes” que tienen derecho a todos los privilegios.

No importa si sos cliente frecuente y fiel. Si sos de los “chiquitos” tus privilegios no existen. Por eso es importante conservar la paciencia y respetar los procesos de compra, pues, pelearte con los proveedores podría resultar en un error aún más grande.

Emprender te predispone a cometer errores, pero también, te fuerza a aprender de ellos y no a hundirte en ellos.

Si te decidís por emprender, sabes que los errores son parte de tu proceso. Eventualmente tus errores se convierten en lecciones.

Lidiar con la cultura consumista de “buscadores de ofertas”, pues, no aprecian tus esfuerzos y la calidad de tus productos y servicios.

La economía del país promueve que las personas se vuelvan “buscadores de ofertas” y la mayoría de ocasiones el servicio, la calidad y el esfuerzo quedan en segundo plano. 




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