En Guatemala se busca ser solidarios de todas las formas, uno de ellas es en la muerte. Cuando una persona fallece deja un gran dolor y vacío en las familias, pero hay personas mayores que no tienen quién por ellos.
En las funerarias guatemaltecas ahora hay una opción.
Cuando una persona quiere ser cremada, utiliza un ataúd por algunas horas, mientras la familia vela a la persona para después ser incinerada, después de eso ya no tiene uso, pero las funerarias encontraron la forma de no desperdiciarlos.
Las funerarias buscan algún lugar de ancianos donde haya fallecido uno, para que este pueda utilizar el que dejó la otra persona.
El féretro es reutilizado por una persona que lo necesita. Algunas veces cuando llega el momento de la muerte no se está preparado económicamente para realizar un funeral y tampoco un entierro, pero ahora esta medida es un acto de generosidad.
La historia de don Jacinto fue así:
Él era una persona de 72 años de edad, que nunca tuvo familia y al llegar a la vejez tenía un dinero ahorrado, con el que pagaba para estar en el asilo de ancianos, pero al momento de morir no habían familiares que lo velaran, solo las personas de ese lugar.
El dinero ya no le alcanzó para dejar pagado su velorio ni tampoco para comprar la caja. Pero, casualmente y justo a tiempo cuando acababa de morir don Jacinto, llegó el personal de la funeraria a preguntar si había alguien que usara el ataúd.
Esa es una muestra de que después de la muerte aún puedes ayudar a alguien más.
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