Keylor Navas cumple el sueño de muchos niños en el mundo imagen

Todos los centroamericanos queremos ser Keylor Navas. Convivir con Sergio Ramos o comer al lado de Marcelo.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Recuerdo que cuando era pequeño soñaba con ser jugador de fútbol. Todas las tardes salía con mis amigos de la cuadra y debido a mi gran altura siempre me acomodaban en la portería imaginaria o creada con piedras y palos. No lo disfrutaba mucho. Me gustaba meter goles, ser el delantero estrella y para ser honesto me iba bastante bien.

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Desde que comprendí el verdadero sentido del deporte comencé a seguir de cerca al Real Madrid. Mi familia no tenía tantos recursos como para estarme comprando camisolas pero me acostumbré a usar playeras blancas. Cuando me preguntaban por qué utilizaba mucho ese color explicaba que era y soy aficionado al equipo merengue.

Una noche mi papá llegó una hora tarde a la casa. Mi mamá no se quejó. Supuse que era por cuestiones del trabajo así que cuando cruzó la puerta lo saludé como normalmente lo hacía y me senté en la sala para terminar algunas tareas. Vi que se quedó parado frente a mí y me veía con una sonrisa en el rostro, como anunciándome una buena nueva.






Sin mentir pasó unos cinco minutos así hasta que le pregunté qué le sucedía. Recuerdo que soltó una carcajada y me dijo “pensé que nunca me ibas a preguntar”. Me dio una bolsa negra de plástico y grabó sus palabras en mi cerebro y en mi corazón: “Sé que quisiste eso por mucho tiempo, vine tarde porque lo pasé comprando. Simplemente quiero que sigas tus sueños”. Recibí su consejo y aún trabajo en ello.

Abrí la bolsa y me paralicé. Al fondo había un trapo blanco envuelto en varios papeles. Mi corazón comenzó a latir al máximo y pude mover un brazo para extraer la camisola. No lo podía creer. Nunca he abrazado a alguien tan fuerte como ese día. 

Salté, grité, celebré y pasé varias semanas sin lavar la playera, 

me la puse para salir a la calle e incluso para dormir.

Recuerdo que mis amigos más cercanos me decían que estaba loco porque juré que llegaría al Real Madrid para jugar con los grandes. Comencé a buscar mas información sobre el fútbol español y poco a poco me volví un experto en el tema. Discutía todas las noches al menos una hora con mi familia sobre las novedades del club. Los tenía hartos. Reían cada vez que tocaba el tema porque me desvivía analizando lo que sucedía y me volvía loco.

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Mi pasión fue creciendo con los años y sin aviso llegó a mi correo una de las más gratas sorpresas. Keylor Navas había sido fichado por el equipo de mis sueños. Un joven humilde que también salía con los maes de la cuadra, que también persiguió sus sueños y alcanzó el más grande.

Keylor logró lo que muchos hemos querido. Años después de bromas y fiesta es obvio que yo no llegué al equipo y río mucho de ello. Sin embargo lo sigo pensando, tengo la posibilidad de comprar artículos de la institución y ver los partidos pero más que eso de disfrutar ver a una persona igual que yo cubriendo el arco del mejor equipo del mundo.

Navas es el primer centroamericano en lograr que un histórico jugador y hoy entrenador como Zinedine Zidane le dé su voto de confianza. No imagino cómo yo viviría toda esta aventura. Ser uno de los referentes de un club que tiene seguidores por todo el mundo y compartir charlas cotidianas con leyendas como Sergio Ramos o Marcelo.

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Para mí como aficionado tico es un verdadero orgullo ver sus mejores atajadas, que su nombre suene hasta por debajo de las piedras. Él es justo lo que muchos soñadores algún día anhelamos lograr pero no todos tenemos las cualidades necesarias. Él es un héroe para quienes hemos creído que fuera de nuestra zona de confort no hay sorpresas.

Es un ser humano, de carne y hueso como yo.

Es un ídolo de los que rara vez se pueden apreciar. Se enternece cuando ve algún necesitado y se rapa a lo loco por apoyo a alguna fundación. Es un hombre, esposo y padre. Tiene un hogar como yo y se trazó metas como todos nosotros.

Yo, Óscar Alfaro vivo el sueño. Regreso a mi infancia y recuerdo que yo quise ser lo que hoy es Keylor Navas. 






Fotografía cortesía. 

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