Guatemala, la ciudad que odia a sus discapacitados imagen

No podemos subir a un bus, no podemos ir en las aceras, no podemos entrar a edificios ni ir a eventos, ese es nuestro diario vivir y a nadie le importa.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

No sé cuándo fue, pero los guatemaltecos perdieron su educación, su sensibilidad y su empatía con los más necesitados.

Buenas tardes, yo soy Margarita y estoy muy molesta. Hace un par de años debido a una enfermedad en mi sistema nervioso me vi obligada a utilizar de por vida una silla de ruedas. Cuando caí enferma los médicos me daban casi por muerta, pero al parecer ellos no tienen la última palabra, solo el creador. Lo que no sabía era que luego de padecer la enfermedad, se iba a prolongar mi sufrimiento al movilizarme en silla de ruedas, en una ciudad que al parecer odia a los que tenemos necesidades o capacidades especiales, a los discapacitados.

Mi calvario inicia cada mañana al salir de casa, ya que los vecinos de mi colonia han hecho de las aceras un campo de obstáculos para mi silla de ruedas. Casi todos, por no decir todos, con un egoísmo desenfrenado han hecho gradas, rampas, macetones y hasta muros para que nadie pase frente a sus casas. Además de postes de todos los tamaños y, como la colonia está cerrada con garita, ningún empleado municipal puede constatar o al parecer no les importa cómo los comités de vecinos permiten estos abusos y nadie les puede decir nada porque recibimos insultos y hasta amenazas.




En la calle no digamos, aquí por mi casa en la zona 7 se vive una total anarquía ya que cualquiera pone ventas en las aceras y Dios guarde pedirles que me den permiso de pasar, mi maltratada me gano. “Bájate a la calle que estamos trabajando”, me gritan las mujeres que venden comida, y ¿qué otra me queda? Me tengo que ir en la orilla de la calle donde los conductores de carros me pasan bocinando, gritando y hasta insultando porque no los dejo pasar con mi silla que hace estorbo en las calles. “Paga taxi vos”, me gritan, tal vez si tuviera empleo pudiera pagármelo, pero no, por estar en esta silla no me quieren dar trabajo, porque estorba.

Luego de pasar esos dos obstáculos debo enfrentar a nuestro pésimo sistema de transporte. Los buses están que parecen chatarra, los choferes son unos abusivos, nunca me quieren dar tiempo para poder subir al bus, algún ayudante a veces pide favor a los usuarios que van en la camioneta para que me ayuden a subir, y con el grito de “apúrense” como pueden me ayudan a bajar. Malaya hubiera un Transmetro por aquí, porque dicen que allí sí hay acceso a la silla de ruedas, no se si será cierto, pero el alcalde Arzú debería ser justo; obligar a todos los transportistas a hacerlo y no solo con sus “gusanos”.




Llegar al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) es otro suplicio que tengo que vivir, los médicos saben de mi enfermedad y parece que el juramento que hicieron se lo pasaron por el arco del triunfo porque me atienden mal. En mi último chequeo el doctor ni me tocó, solo me vio detrás de un escritorio y le pidió a la enfermera que me midiera la presión. Ella le apachó el ojo y le dijo “está normal doctor” y el otro con una sonrisa  me dice “usted esta bien señora” con una sonrisa me puso cita para el 2018 y me mandó por mi medicina.

La tengo que ir a traer al segundo nivel, y no hay rampa y no sirve el ascensor. La vez pasada le pedí favor a una muchacha que fuera por mis medicinas y hasta hoy la estoy esperando que regrese. ¡Qué ingrata!

De regreso a mi casa el mismo calvario, y de plano así hasta que me toque partir al viaje sin retorno. Hemos discutido con mi hijo, quien me acompaña en mis salidas, sobre cómo los guatemaltecos nos hemos vuelto tan egoístas, muy poca gente te da la vía cuando te ve en silla de ruedas, o llevas un bastón en la mano porque no puedes ver, que sé yo. Dicen que hay una ley que ayuda a las personas con discapacidad como yo, que nos deben dar empleos, que tenemos que acceder a todos lados como una persona común y corriente, y es que ¡lo somos! Solo que nos transportamos en una silla o ¡usamos bastón! Pero como que solo fue tinta en papel, porque en la realidad las cosas para nosotros con capacidades especiales, están y estarán en el olvido y el silencio. 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte