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Históricamente la Plaza Mayor, como se le conoció hace muchos años a la Plaza de la Constitución o a la cual muchos les gusta llamarle Parque Central, ha sido el punto focal para la sociedad del país, desde que se fundó la Nueva Guatemala de la Asunción.

Por aquellos años, al occidente de la Plaza, donde hoy se encuentra el Parque del Centenario (de la 4a. a la 6a. Avenida, entre 6a. y 8a. calle), estaba ubicado el Real Palacio, que albergaba las oficinas del gobierno español.

La ruta de independencia refiere que todos los eventos importantes relacionados con este acontecimiento ocurrieron en torno a la Plaza. Por ejemplo: la casa del Marqués de Aycinena, donde se preparó el Plan Pacífico de independencia, estaba donde en la actualidad está el edificio El Centro. La firma del acta se dio en el salón de sesiones del Real Palacio; la juramentación ocurrió en el ayuntamiento (lugar que ocupa el Palacio Nacional de Cultura) y el tedeum fue en la Catedral.

¿Lo sabías? 

La combinación entre rutina y la cotidianidad hace que lugares emblemáticos y simbólicos, como estos no se valoren o no se les dé la importancia que ameritan.

Con los terremotos de 1917 y 1918, que destruyeron el 60 por ciento de la ciudad, solo quedaron en pie el Portal del Comercio y la Catedral. Fue así como desaparecieron el Ayuntamiento y el Real Palacio.

El cronista de la ciudad, Miguel Álvarez, relata que “para el centenario de la independencia se construyó un Palacio Real provisional de cartón y desde entonces a ese lugar se le conoce como Parque del Centenario”.



Foto: Wikipedia 

Tener la representación del Gobierno, la Iglesia y el comercio hace que a diario transiten miles de personas de un lugar a otro, por el corazón de la zona 1.

Algunos se han apropiado de espacios que parecen estar olvidados y que son de mucha importancia, como la esquina de la 6a. Avenida y 8a. Calle del actual Centro Histórico, que era ocupada por el salón de sesiones, lugar donde se firmó el Acta de Independencia, el 15 de septiembre de 1821.

De los próceres a la vagancia

Hace 196 años, por este lugar caminaban personas ilustres que participaron en la independencia y que en la actualidad se les conoce como próceres de la independencia. Entre ellos José Cecilio del Valle, Pedro Molina, el Brigadier Gabino Gaínza y María Dolores Bedoya (primera en gritar “independencia” luego que se firmó la declaración), por mencionar algunos.

Ese espacio, donde se puede apreciar una placa conmemorativa de aquel histórico momento, casi siempre está limpio, a pesar de estar cerca un basurero, en el día le pertenece a indigentes, migrantes, bolos, inhaladores de solventes y fumadores de marihuana.

Al caer la noche, el sector es iluminado por el alumbrado público color mercurio, que le quita un poco lo sombrío y es reclamado por hombres y mujeres que viven del sexo.

Quienes se mantienen aquí no solo duermen y comen, también hacen sus necesidades fisiológicas.

“Quizás para el bicentenario se exalte más ese lugar, la placa es muy bajita, casi no se ve, el guatemalteco y en especial el capitalino no le da importancia. Hay quienes pasan a diario y no saben lo que ocurrió en ese lugar, contrario a lo que me ha tocado vivir con costarricenses y salvadoreños que vienen al país solo para conocer el lugar y tomarse una foto”, refiere el cronista Álvarez.

También hay vendedores

En los días previos al 15 de septiembre, cuando carreras con antorchas y desfiles no pueden faltar, es común encontrar vendedores de banderas, cintas para la cabeza de corredores y bandas como la presidencial.

Al hacer un recorrido por el Parque del Centenario, Relato conversó con Mynor Gaspar, un joven de 26 años, originario del municipio de Samayac, del departamento de Suchitepéquez, quien con la venta de sus banderas adornaba el lugar donde se firmó el Acta de Independencia.

Nos contó que desde hace 10 años viaja desde su “pueblo” para vender mercancías alusivas a las fiestas patrias y que lo que gana le sirve para sostener a su mamá de 60 años y a sus pequeños hermanos.



La venta de banderas de Mynor Gaspar adornan el lugar donde se firmó la independencia. Foto: Erick Girón 

Cada año, al llegar a la capital, se abastece en la fábrica de los productos que vende en todos los desfiles y antorchas que pasan por la Plaza de la Constitución. Se instala en una pensión cercana a la 18 calle y 9a. Avenida, donde paga Q10 por un lugar donde dormir.

El 15 de septiembre, al terminar el desfile que pasa frente al Palacio Nacional de la Cultura, termina su temporada de ventas aquí en la capital y de inmediato regresa a Samayac.

Si tienes planeado ir al “Centro” a ver desfiles, no dejes de pasar por donde se firmó el Acta de Independencia, en el que es casi seguro que te toparás con Mynor en este lugar o por el “Parque Central”.

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