No está claro quién o cómo inició, sin embargo las cifras no mienten. Al menos 2 de cada diez portadores del VIH, hacen negocio con los tratamientos antirretrovirales que reciben de forma gratuita . Precios de entre Q500 y mil por una dosis mensual se pagan a puertas cerradas.
Ninguna de las organizaciones consultadas admite las cifras públicamente, sin embargo reconocen que existe un problema y que día con día crece dentro de la comunidad de portadores del VIH.
En 2010 New England Journal of Medicine, publicó resultados que evidenciaron que la terapia oral diaria con el antirretroviral TRUVADA es capaz de reducir en un 44 por ciento el riesgo de infección de VIH, en HSH (Hombres que tienen Sexo con Hombres). Unos 2 mil 500 hombres y 29 mujeres de Ecuador, Perú, Thailandia y USA, se sometieron al ensayo.
El negocio del VIH
TRUVADA, uno de varios medicamentos que se utilizan para tratar la infección del VIH y la infección viral de la hepatitis B, son la base para detener la infección. Hoy en día organizaciones como el Colectivo Amigos Contra el SIDA (CAS) dotan de este tratamiento y dan seguimiento a pacientes HSH portadores del VIH y a las parejas de estos, asegura Alejandro Villafuerte Coordinador de Operaciones de CAS .
CAS promueve la protección combinada, un método revolucionario que consiste en tres pasos: Utilización de Condón, Cambio de Roles en la cama y PREP, tomar un antirretroviral a diario.
Y es con este método de prevención que un negocio redondo surge a finales de la década pasada en torno al VIH.
Los portadores del virus acuden a las clínicas de tratamiento donde reciben en promedio unas 90 pastillas (tres meses de tratamiento) y “saltearse” un día es la nueva norma de quienes las venden.
Con esta fórmula disponen de 45 píldoras para vender al mejor postor. De acuerdo con el portal DRUGS.COM, una dosis de treinta días puede costar hasta US$ 1 mil 564.
Los interesados son generalmente personas con una vida sexual muy activa, a quienes no les ha alcanzado al infección y el cambio de parejas es una constante.
Por unos pocos centavos se hacen de la mitad del tratamiento de un paciente y esperan evitar el contagio.
A diferencia de los años 80, cuando un resultado positivo en la prueba de VIH era una sentencia de muerte, hoy los tratamientos con antiretrovirales son una esperanza para quienes viven con esta enfermedad. “Es más probable morir de causas naturales, que de consecuencias del VIH, si eres adherente con el tratamiento”, comenta Villafuerte. Todos los días a la misma hora, asegura Villafuerte, se debe tomar el antirretroviral para detener el virus del VIH.
De lo contrario es una ruleta rusa, donde el único perdedor es el que juega a “saltearse” un día en el mundo del VIH.