El balón está en el pantano imagen

La crisis actual del fútbol guatemalteco tiene como única solución el reconocimiento honesto de los errores cometidos y la propuesta de soluciones concretas y justas.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Un lunes por la mañana, luego de sufrir con el tráfico y las carreras familiares, un futbolista llega a su verde oficina. Como en cualquier otra profesión, algunos llegan temprano, otros justo o pasados de la hora de reunión. Hay quienes tienen todo listo, otros corren hasta el último minuto, como en cualquier trabajo.

Antes de comenzar el entrenamiento algunos hacen “La ruedita”, bromean con sus compañeros y esperan la llegada del técnico. Tabla en mano y gorgorito en pecho, el entrenado da su charla matutina y divide al grupo.

Los titulares estiran, trotan afuera del campo, van al masaje y luego al sauna. Los suplentes estiramiento, trabajo físico y mucha reacción.

El martes se une el grupo y se aumentan las cargas físicas.

Los miércoles son para trabajo de definición, espacio reducido, marca uno a uno y hasta penales.

Los jueves es el día clave. El Profe muestra el esquema táctico, define los cambios, analiza las virtudes de cada jugador y hace los ajustes necesarios para el partido del domingo.

Los viernes se bajan las cargas, se juega al tenis-fútbol o incluso se comparte un trozo de carne asada.




Muchos pensarán que ese es el trabajo ideal. Lo feo de la historia es a fin de mes. Los directivos no aparecen, las deudas se acumulan y los resultados deportivos no llegan.

Nunca falta el directivo que se presenta al entrenamiento y trata de motivar al grupo asegurando que “mañana pueden pasar por su cheque”.

La gran mayoría de futbolistas cobran 10 salarios en el año, pero ante la posibilidad de ganar más en un acuerdo privado, registran contratos de menor valor ante la Liga y la Federación Nacional de Fútbol, lo que termina siendo el respaldo de los directivos para no pagarles lo acordado a los jugadores.

Asegurar que el balompié guatemalteco está en crisis no es nuevo. Las últimas dos décadas han sido muy complicadas. Los aficionados cada vez llegan en menor número a los estadios, la selección nacional no puede tener participación internacional y nuestra competición local pierde terreno aceleradamente ante los partidos internacionales.

Los jugadores profesionales han levantado su voz asegurando que quieren un cambio, pero aún su fuerza es poca ante la falta de unión gremial de los deportistas.



Foto: LaVoxDeportiva.com

Para el Presidente de la Asociación de Futbolistas Profesionales de Guatemala, Carlos Fernando Figueroa, la aprobación del Reglamento del Estatuto del Jugador es un punto fundamental para mejorar las condiciones laborales de los jugadores. 

Las cláusulas de recisión, el número de cuotas a cobrar por parte de los jugadores y la asesoría jurídica necesaria para firmar contratos justos son parte de los reclamos que los deportistas presentan.

Jugadores y Ex jugadores se han unido para mostrar su apoyo al movimiento #LosFutbolistasQueremosCambios , pero la posición dominante de los directivos no se romperá hasta que los futbolistas demuestren su profesionalismo y se olviden de sus intereses personales que debilitan la postura gremial. 

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