Centro Histórico: el paraíso del juguete imagen

Los dueños de estos locales se parecen a El Coleccionista, personaje de los Avengers, un recolector compulsivo que busca artefactos inusuales que le dan poder.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Inicia la cuesta de enero en los supermercados y las secciones de juguetes se transforman en torres de cuadernos, mochilas y un arcoíris de rollos de papel.

Es la mejor temporada, las muñecas y figuras de acción han sido relegadas a un rincón con un enorme rótulo de rebajas donde algún adulto desajustará del almuerzo para comprar dos autitos de Fast and Furious: Uno para vender y otro para su colección.

El repetido tendrá como destino el Centro Histórico, donde los coleccionistas aplanan las calles para vender y encontrar sus tesoros.




El Coleccionista es “un recolector compulsivo que busca artefactos inusuales que le den poder”. Su nombre es Taneleer Tivan, nació en la historieta #28 de Avengers, de mayo de 1966, y es lo más parecido a la docena de coleccionistas que venden en el centro de la ciudad.

La Casa del Mercader



Jimmy Barraza tiene un cómic de 1950 donde Batman se convierte en Superman.

(8a. calle 13-25, zona 1)

A pocos pasos del Parque Colón, allí donde se terminan las piñatas, está Jimmy Barraza, Rey Lagarto, y su Casa del Mercader. Entrar es como si escarbaras en la arena frente a tu casa y encontraras por fin el juguete favorito que te desveló una semana pesando que te lo había robado el vecino.

Las paredes y el cielo están forradas con acetatos, playeras y tarjetas donde te recibe un rockstar al ritmo de In a Gadda da Vida, quien hasta 2006 vendía estufas y artículos sanitarios. “Tenía la misma clientela: Amas de casa y albañiles, pero me cansé de eso, así comencé la leyenda”.

Abre de seis a seis, incluso el 01 de enero, por aquello de que después de las fiestas algún coleccionista le lleve tesoros. Un manuscrito de El Infierno de Dante, un Atari 2600 y los tazos de cartón son de los artículos más curiosos que ha tenido.

Los videojuegos retro, las botellas de gaseosas y las monedas antiguas están entre sus especialidades. Sus “súper combos” te ayudarán a que no salgas con las manos vacías.

“Vendí mi bmx línea láser para comprar unas tarjetas de Marvel”
Jimmy Barraza.

El museo del juguete



Leonel Mendoza vende productos desde Q1 hasta Q2,650.

(6a. avenida 12-51, zona 1, Centro Cápitol, local 105)

Pegado a las maquinitas de los Capitol está Scorpio Toy Museo, un negocio partido en dos y el más antiguo de su clase.

Leonel Mendoza, conocido como El Profe por sus años como entrenador personal, inició este negocio al final de los noventas en una zona del norte de la ciudad donde lo perdió todo, reinició desde cero con otros coleccionistas. Cada venta le da la razón.

Tiene 17 maquetas de centenares de figuras de acción, como Masters of the Universe, Star Wars, Jurasic Park, Lord of the Rings, Depredators y Transformers. Como tiene poco espacio, exhibe solo cuatro.




Su objetivo es hacer el museo más grande de la ciudad con sus colecciones y los juguetes a la venta para hacer excursiones escolares. Acá se vale “dejar seña”, con un anticipo puedes reservar un juguete por 30 días.

Los proveedores y coleccionistas desfilan por sus anaqueles en busca de la mejor oferta, incluso los “vendedores de retornos”: personas que venden juguetes con el empaque golpeado o rayado, alteraciones que a veces ellos provocan para comprarlos a precio de remate, así como Sonny Coufax (Adam Sandler) le enseña a su hijo en Un papá genial.

“Hay cosas que te agradan tanto que te duele mucho vender”
Leonel Mendoza.

The new kid on the block



Marco Hernández (derecha) comparte local y marcas de juguetes con sus socios y amigos. 

(6a. avenida 9-80, zona 1, Plaza Vivar, local 1203)

Marco Hernández es el nuevo vecino del Centro Histórico. Le llaman El Juguetero, pero es la antítesis del personaje de DC Cómics que reveló la identidad secreta detrás de los anteojos de Clark Kent.

Su tienda, Toys Factory, que comparte con tres amigos, tiene pocos meses en el tercer nivel de la Plaza Vivar, pero la venta nació hace cinco años en el mercado de El Guarda con la llegada de su primer hijo, a quien le esperaba una colección de Cars mayor a las 200 unidades, las cuales vendió luego de que su librería y discoteca cristiana se vino abajo con la piratería.

El 90% de sus clientes no se para de puntitas sobre la vitrina: Hello Kitty, Funko Pop, animé y una enorme colección de Hot Wheels en su empaque original son parte del atractivo de su tienda.

Ebay, coleccionistas, los recolectores de los mercados o un nuevo Andy adolescente son sus proveedores. En febrero se trasladará a la sexta avenida y promete: “El más amplio stock de juguetes”.

“Me gusta lo que hago y el que disfruta lo que hace no trabaja ningún día de su vida”
Marco Hernández.

¡Qué chilero, muchá!



Unos 11 mil cómics, loncheras y hasta cajas de cereal tiene Jonathan Portales.

(6ta. avenida 9-27 local 17)

Si tuviste algún un amigo que te prestara sus juguetes seguro era como Jonatan Portales. Lo apodan ¡Qué chilero! y tiene su local al fondo del pasaje 9-27, que inicia en la pizzería de bolsita de la sexta avenida.

Pasó de coleccionista a juguetero luego de que lo despidieron de una megatienda de ropa usada, meses antes de que naciera su hija.

Comenzó en 2012 recolectando juguetes y películas en los mercados y las pacas, colocaba un producto, marcaba una cuarta de distancia y ponía el otro.

Hoy no le caben los juguetes, los recolectores lo buscan a diario y se la pasa investigando sobre las nuevas adquisiciones y “haciendo amigos”.




Tiene a la venta miles de historietas y figuras de DC, Marvel, Barbie, Cartoon Network, Mario Bros, Looney Tunes, Hanna Barbera y Disney. Su meta es abrir otros locales y a escondidas de su esposa le enseña a su retoño sobre las Tortugas Ninja.

Con él se vale el regateo, el trueque y la consignación. En redes sociales vendió su primera colección de G.I. Joe y un taco de billar de The Simpsons que sigue extrañando.

Todo está a la venta, menos una cosa… una figura que le regaló su abuela: “Un día llegó feliz diciendo que me había conseguido un muñeco con pelos de bananos, era un Goku súper sayajin”.

“Pensé que era el único loco al que le gustaba coleccionar sus juguetes de niño, pero somos un montón” 
Jonatan Portales.

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