Seguramente no me creerás, pero es la verdad. Jamás tuve una cuenta en Tinder, jamás. Pero sí tengo amigos y conocidos aficionados a la dinámica de Tinder.
Más de una vez, escuché de mis amigos usuarios en su momento de esta aplicación, frases, comentarios y cuestionamientos como:
María dime, ¿qué es lo que hice mal?
Te juro que teníamos una química perfecta, te lo juro.
Ni le había sonado el celular y ya me estaba respondiendo el mensaje, los emojis cursis y “tiernos” nunca me faltaron.
Es como mi diario, todo se lo cuento a él. Sabía perfectamente cuando él estaba a punto de quedarse dormido, por las pausas en sus respuestas.
Ambos detectábamos como había estado nuestro día con tan solo leernos.
No ya vas, cómo le voy a pedir que salga conmigo. Eso lo estropearía todo.
¡Creí que realmente la conocía! Eso creí.
Fue ella quien aseguró que ya estaba lista para conocerme, no sé qué pasó, pero todo cambió en un instante.
¿Por qué no me pedirá que salgamos? Seguro estoy muy fea, gorda, pálida, chaparra o despeinada.
Ya no sé por dónde más contactarlo, sé cuáles son sus cuentas de Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp, pero por ningún lado me da señales de humo.
¿Y si le mando una postal con algún currier? ¿Muy feo?
Sí y eso que hice un pequeño resumen de todo lo que recuerdo haber escuchado. Un resumen de todas las decepciones que muchos jóvenes se llevan día tras día. Sí, tú joven inteligente, guapo, admirable. Eso es lo que has conseguido por jugar a las relaciones perfectas por medio de un smartphone. Porque aunque no lo quieras aceptar, tener varios pretendientes con los que “casaqueas” en las redes sociales y no poder concretar nada con ninguno no es mala suerte, ahora ya tienes como excusarte, lo puedes hacer refiriéndote a esto como el síndrome de Tinderella.
Y pues como ya te podrás imaginar este curioso fenómeno lleva precisamente ese nombre, haciendo mención a la aplicación favorita de las todos solteros que se encuentran en constante búsqueda de su próximo “compañero de vida”: Tinder.
Luego de escuchar a mis amigos y conocidos comentar su vida amorosa a través de esa aplicación, creo que la parte negativa de esta manera de buscar al “amor de tu vida”, es la facilidad con la que ambas partes se mienten y fingen haber encontrado al amor de su vida gracias a un perfil casi perfectamente estructurado, con características muy manipuladas y sin duda alguna todas las fotografías retocadas. ¿O no?
¿Padeces síndrome de Tinderella?
¡Yo no! Pero ¿Tú lo padeces? Esa respuesta no me corresponde a mí. Pero si me preguntas estas son algunas señales que te pueden ayudar a responder:
1. ¿Eres una persona que se desenvuelve casi a la perfección por medio de las palabras en un mensaje, sabes perfectamente cómo responder o seguir una conversación?
2. ¿Enamoras por medio de las letras, mensajes, etcétera?
3. ¿Cuándo asistes a reuniones o actividades se te hace complicado entablar alguna conversación con un extraño, o tan siquiera ofrecerle un saludo?
4. ¿Realmente te estresa al punto de causarte miedo estar cara a cara con alguien?
5. ¿El interés que una persona despierta en ti, rápidamente se convierte en obsesión?
6. ¿Tiras todo a la basura si tarda más de 30 segundos en responderte?
7. ¿Tu interés disminuye con gran facilidad?
8. ¿Todo lo “lindo y cursi” del inicio ahora te provoca nauseas?
9. Entonces, te dispones a iniciar la búsqueda de otra relación en línea.
Luego cuando al fin dispones de concretar una cita física, cuando sientes que ya fue suficiente la “casaca” y estás preparado para dar el GRAN paso, te das cuenta que no estás listo para enfrentar tanta ansiedad y miedo al rechazo. Porque sí, esta vez no habrá un “bendito filtro” que te haga el paro. Esta vez te la juegas tú solito. Y seguramente con eso no puedes. Y sí, terminas cancelando la cita, fingiendo alguna enfermedad o incluso muerte de algún familiar. ¡Que gachos mucha!
Una amiga me comentaba que en el momento de salir con alguno de sus conectes, le era casi imposible desenvolverse igual que como lo hacía por medio de Tinder. Y aunque mi amiga nunca lo acepto, fue porque ella sabía que cara a cara no había ningún “bendito filtro” que la ayudara, y comienzas a creer que seguramente tu cita está muy arrepentida de haber salido contigo. ¿Tú lo estarías?
Ahora sí puedes responder ¿padeces de este síndrome? Sé honesto contigo mismo.
¿Sabes qué es lo más absurdo del síndrome de Tinderella?
Se supone que las Apps han sido creadas para facilitarnos la existenciaindiscutible soledad y una interrupción social.