90 días con mi abuela y el VIH imagen

Son 72 mil personas que viven con VIH en Guatemala. Esta es la historia de Juana y Santiago.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

En la banqueta aún se acomodaban los papeles y envases plásticos de quienes transitaron por el sector el día anterior. Sobre la botella se podían ver los rastros del sereno de la noche, que los primeros rayos de sol no habían tocado.

Sin ruido, ni carros transitando, la calma se rompió con los pasos de Juana y su pequeño nieto Santiago. El recorrido de la sexagenaria y el niño, que con solo seis primaveras lo conoce muy bien, comienza en lo profundo de la zona 18.

Así me llegó Santiago

En San Rafael, una vivienda de lepa y plástico les vio salir la madrugada del jueves. El eco de sus pasos, aún resuena en La Alameda donde tomaron el bus que los llevó al Centro Histórico.

Una bolsa roja separa la blusa de poliéster y la playera de algodón. Además, de sus manos y, en el silencio, a los dos cuerpos los une la plegaria “Que todo esté bien, Señor”.

Juana fue diagnosticada con VIH hace seis años. La champa, una hija y la enfermedad fueron lo poco que Néstor le dejó luego de morir a finales de 2015.

Daniela, su “pequeña”, hoy vive con un miembro de la MS 18 y le dejó al Santi, de cuyo padre nadie conoce el nombre. “Yo lo cuido y él me cuida a mí, nos hacemos compañía”.

Vivo con VIH

En la modesta vivienda, la mujer tiene una tienda. Chucherías, refrescos y algún encargo que los vecinos le dan para vender. “El tiempo es duro y hay que hacer lo posible”.

Sin embargo, una vez cada 90 días por la madrugada, Juana sale de su casa y cierra su lugar de subsistencia para asistir a la clínica. Allí los médicos monitorean la salud de la mujer.

Entra, recibe un número y espera a que le llamen para chequearla y darle los medicamentos que la mantienen viva.

La espera de Juana es corta, pues siempre procura ser de las primeras en llegar, para de igual forma salir. Y durante este tiempo la mano de su nieto se aferra a ella, Juana es su única familia.

Revisión de peso, presión, temperatura corporal y Santi está a su lado. Entrevista con el médico, programación de cita y entrega de medicinas, sí, allí también está el pequeño.

“Él se pone más nervioso cuando tenemos que esperar resultados”. La simple frase de “Indetectable” es todo lo que el niño necesita para saber que su abuela seguirá con él.

La evolución del VIH

Juana es una de las 72 mil personas que viven con el diagnóstico en Guatemala. Su vida y el cuidado de su nieto dependen de su estricta adherencia a tomar los medicamentos.

La viuda, actualmente se encuentra en la segunda fase de la enfermedad, por lo que el tratamiento es más complejo. “Me di cuenta que estaba enferma algo tarde y por eso la enfermedad avanzó tanto”.

Las tres fases de la infección por VIH son la infección aguda, infección crónica y el SIDA. Cada una tiene un tratamiento diferente y la cantidad de medicamentos que se deben ingerir aumenta.



Fuente INFOSIDA

1. Infección aguda por el VIH

La infección aguda por el VIH es la etapa más temprana de infección por ese virus y, por lo general, se manifiesta en un lapso de 2 a 4 semanas después de que la persona ha contraído esa infección. Durante esta fase, algunas personas tienen síntomas similares a los de la influenza (gripe), como fiebre, dolor de cabeza y erupción cutánea. En esta fase, el VIH se reproduce rápidamente y se propaga por todo el cuerpo.

2. Infección crónica por el VIH

La segunda fase es la infección crónica por el VIH (también llamada infección asintomática por el VIH o fase de latencia clínica.). Durante esta etapa de la enfermedad, sigue reproduciéndose en el cuerpo, pero en concentraciones muy bajas.

3. SIDA

El SIDA es la fase final de la infección por el VIH. Puesto que el virus ha destruido el sistema inmunitario, el cuerpo no puede luchar contra las infecciones oportunistas y el cáncer.

Hoy, las noticias fueron buenas, muy buenas. Santiago tiene abuela por otros tres meses, siempre y cuando ella tome el medicamento diariamente y a la hora prevista.

A la salida, el entorno cambió, el sol alumbra fuerte, la barredora de la Muni pasó y se llevó los recuerdos del día anterior. Para ellos, el bullicio de la calle poco importa, “mi abue está bien”.

Con las manos juntas nieto y abuela regresan a la colonia para abrir la tienda y sacar provecho del otro mediodía de venta. Pero, ambos saben que en 90 días volverán y la madrugada, el silencio y la bolsa roja les acompañarán al centro para conseguir otros tres meses juntos.

Para mayor información visita INFOSIDA 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte