La discapacidad es un reto no un impedimento imagen

Perder una extremidad puede ser traumático, la discapacidad ayuda a vivir con positivismo.

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En un sentido práctico y en referencia a lo que establece el Diccionario de Lengua Española, la discapacidad es la limitación o falta de motricidad de una o varias extremidades, en una persona.

En palabras coloquiales, la discapacidad la representan  las personas con ceguera, sordera o bien a quienes les falta un brazo o una pierna.

Los estigmas sociales sobre la discapacidad física pesan en la actualidad, es como el equivalente de descubrir un lado oscuro en alguien que tiene las extremidades amputadas.

Esa condena social, tiene su origen con los antiguos griegos, quienes idolatraban la belleza y la perfección física, por eso expulsaban de las ciudades a los discapacitados o los exterminaban.

Instructor por accidente

Hace 18 años, en su primer día de trabajo informal, un accidente cambió la vida de Fredy Rosales. No tener la inducción necesaria sobre seguridad laboral hizo que perdiera los dos brazos.

Su cuerpo recibió una descarga de alta tensión, cuando pintaba la parte más alta de la iglesia católica de San Juan Sacatepéquez, el rodillo de metal que utilizaba tocó el tendido eléctrico y en segundos todo su organismo emanaba humo.

La reinserción laboral de Fredy fue un largo camino por recorrer. “A muchos nos cambia la vida tener un accidente, no digamos perder los dos brazos, uno no tiene ni idea de lo que ese cambio significa”, refiere contundente.

Sus inquietudes de joven eran estudiar auditoría y trabajar para sacar adelante a su familia, el accidente que sufrió le cambió la vida.

Después de superar la depresión y la decepción logró incorporarse a un trabajo como instructor de computación en el Hospital del Rehabilitación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).

En el laboratorio de computación donde trabaja, capacita todos los días cerca de 25 pacientes que están en terapias por algún tipo de discapacidad, quienes lo ven con admiración y le llaman profe.



Las prótesis no es impedimento para que Fredy imparta cursos de computación. Foto: Erick Girón 

La rehabilitación no es para Fredy un proceso, es la oportunidad de ser una nueva persona. Compartir con otros sus experiencias y escuchar otras, lo hacen cada día más fuerte moralmente y llenarse de optimismo.

En Guatemala, como en otros países de la región, obtener una prótesis es caro. La mayoría de personas que las necesitan son de escasos recursos. Los únicos que las obtienen sin pagar son los pacientes del seguro social.

El Hospital de rehabilitación del IGSS tiene una demanda anual de 18 mil casos entre órtesis para niños y prótesis para jóvenes y adultos. La demanda aumenta cada día por amputaciones de los accidentes de tránsito.

La discapacidad suele presentarse por defectos congénitos, enfermedades crónicas, tumores malignos, accidentes de tránsito y accidentes laborales, como el de Fredy, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El desempleo es una de las exclusiones más recurrentes en las personas con discapacidad. En otras latitudes, hay miles de personas como Fredy, que a diario tiene que lidiar con un sinfín de adversidades.

La discapacidad en aumento

Para noviembre de 2016, OMS estimó que “más de mil millones de personas —15% de la población mundial— son aquejadas por la discapacidad en alguna forma. Tienen dificultades importantes para funcionar entre 110 millones (2,2%) y 190 millones (3,8%) de personas mayores de 15 años”.

¿Dramático?

“Eso no es todo, las tasas de discapacidad están aumentando por el envejecimiento de la población y al aumento de enfermedades crónicas, entre otras causas”, además, “las personas con discapacidad tienen menos acceso a los servicios de asistencia sanitaria” determinó la OMS.

La depresión es algo recurrente en discapacitados, a finales de febrero de 2017, la OMS también estimó que “322 millones de personas padecieron desórdenes depresivos en 2015 por problemas económicos o no poder lidiar con la vida diaria”.

Por eso el Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, detalla que “unas 800 mil personas mueren cada año por suicidios”.

Para la familia de Fredy, él no es parte de esas estadísticas, sino el joven que con determinación pudo superar la adversidad que lo marcó de por  vida y la convirtió en una oportunidad.

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