Cualquiera creería que soy una persona muy segura, pero, en el fondo estoy lejos de serlo.
Mi nombre es Sebastián, tengo 27 años y tengo hiperhidrosis, una condición en las que mis glándulas sudoríparas provocan que mi sudoración sea excesiva e incontrolable. Esta condición afecta principalmente las axilas, las manos y los pies. En mi caso particular, el área afectada eran las axilas.
Al principio, uno trata de convencerse que quizás uno está acalorado con más frecuencia e intensidad con respecto a otras personas y por ello suda tanto. Sin embargo, cuando te das cuenta que eres capaz de mojar una camisa completa en un ambiente fresco y en un estado de tranquilidad, entiendes que tienes un problema.
En el fondo, tu preocupación no es médica sino emocional. La vergüenza de que las personas vean tus “panqueques” te hace sentir inseguro.
Además, sentirte constantemente mojado y pegajoso te provoca irritación y, en mi caso particular, muchas veces llegué a sentir un poco de asco por mi aspecto sudado.
La vergüenza y lo incómodo que la gente se te quede viendo porque el sudor es evidente te traumatiza.
La primera reacción que tienes es intentar ocultarlo utilizando suéteres y ropa de color oscuro. En segundo lugar, controlas cada movimiento que haces. Los brazos nunca los levantas, procuras mantenerlos pegados a tu cuerpo y evitas estar en ambientes donde tu sudoración será aún mayor.
Por fortuna, la hiperhidrosis no está necesariamente relacionada con el mal olor, pero el simple ejercicio de imaginar que hueles mal hace que la inseguridad sea aún mayor.
Esta condición, que afecta entre 1 y 3 por ciento de la población, me convirtió en una persona introvertida, antipática y perdí muchas oportunidades de conocer personas. Además, de cultivar amistades y sobre todo aprovechar oportunidades profesionales, porque, el exceso de sudor que producía mi cuerpo fue una barrera muy grande para mí.
El impacto que la hiperhidrosis tuvo en mi vida fue grande, pero existen tratamientos que ayudan a tratar esta condición como inyecciones de bótox en las áreas afectadas.
El anterior tratamiento fue la solución que le di a mi problema, sin embargo, uno de los elementos de mayor importancia para superar mi condición no fue dejar de sudar excesivamente, fue creer que yo no era de menos por padecer de hiperhidrosis.