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En el diminuto cuarto, una mesa plegable, un atril con suero, un enfermero, la doctora y la Negra fueron los únicos que le vieron. Ese día lloró como pocas veces lo había hecho, le decía adiós a su amiga, su confidente y compañera de cama.




La conoció por una página de Facebook. Poco sabía que el clic a un post le daría una lección de vida. “Acabo de rescatar a esta peludita, está en brama, la voy a castrar y luego la doy a quien le interese”.

Así, 48 horas después, la Negra llegó a su vida. Se entregó a ella y la alegría que el bamboleo de su cola le daba. Dejó por un lado su obsesión con la limpieza, la nitidez y el orden que caracterizaba su departamento.

La Negra podía hacerlo todo. Subirse a los sillones, dormir en la sala familiar, salpicar mientras tomaba agua al pie de la mesa del comedor, dejar pelos. Nada le importaba, ella le llenaba sus momentos de soledad y él la amaba.

Pero, la Negra llegó con un secreto, uno que se hizo visible hasta muy tarde. Cuando en las noches no se podía imaginar sin el calor de su pelaje en la espalda, cuando bañarse, voltear la cara y verla esperando era parte del ritual de la mañana.

Lo poco que sabía de la Negra era tanto, que obvió lo más importante, lo que no se ve, pero avanza. El distemper había invadido su cuerpo y cada día se apoderaba más de su voluntad, al punto de que una tarde no ladró más, no comió, no le recibió con saltos y una cola inquieta.

Angustiado por su amiga la llevó a la veterinaria. Allí buscaba respuestas, pero nunca la que recibió.

Qué ver cuando adoptas

Eva Reyes, veterinaria, es una ambientalista de pura cepa y ese día atendió a la Negra. Como cada mañana, luego de pedalear unos kilómetros, llegó a la clínica y lo encontró con su amiga en brazos.

Luego de preguntarle detalles, decidió ponerle suero y realizarle pruebas. Horas más tarde la noticia le tomó por sorpresa.

“Distemper fase final”, ¿con qué se cura?, le preguntó a la especialista. “Ella está sufriendo y por lo avanzado de su enfermedad, debemos sacrificarla”.

Según Reyes, los casos como los de la Negra se han vuelto más comunes, “todos los meses recibo al menos uno”. En su clínica, donde normalmente atiende casos de piel, parásitos y alergias, el porcentaje de enfermedades infecciosas van en aumento.

“Los virus no han mutado, pero la calidad de las madres de los perros los ha vuelto vulnerables y por eso hay que vacunarlos más”. Eva Reyes.

Esa tarde de junio, no fue a la oficina. Ella se iba y él debía ir a decirle adiós, gracias y abrazarla por si tuviese miedo.

Antes de la inyección final, la abrazó, le dijo lo mucho que había significado en su vida. Recordó sus gestos, travesuras y le prometió no olvidarla.




Qué hacer luego de adoptar un perrito




“Ir lo más pronto al veterinario para un examen general, la gente quiere bañarlos y deja por un lado el examen del veterinario, lo que quieren es quitarles las pulgas y ponerles su collar”.

1. Examen físico, para una revisión de pulgas, garrapatas, condición corporal, tumores o lesiones.

2. Examen de sangre, este nos dará información sobre cosas que no podemos ver, pero que se pueden tratar a tiempo.

3. Debemos asumir que nuestra nueva mascota nunca ha recibido vacunas, aunque venga de un centro de adopción y hay que ponérselas.

4. Si hay otro perro en casa, debemos aislar al recién llegado, para evitar que una posible enfermedad se propague.

5. Estar atento a síntomas como diarrea y vómitos, ya que pueden ser avisos de que algo anda mal.

6. Observar si hay falta de apetito, pues esto es una clara señal de que algo no está bien.

7. No asumir, cada tratamiento es personalizado y depende del perro, pues en muchos casos no se conoce la historia.

Si es de la calle:

1. Llevar el perrito al veterinario para una evaluación completa.

2. Exámenes.

3. Control de parásitos internos y externos, pulgas, garrapatas y parásitos intestinales.

4. Aislar al perro, aunque no haya otros y tenerlo en observación. Ver la conducta y las heces.

Si es de perrera:

1. Pedir la historia médica del perro.

2. Una prueba “SNAP” para detectar los posibles virus, moquillo y parvovirus.

3. Desparasitarlo y aplicarle antipulgas.




Reyes no vacuna en la primera cita, ella prefiere un período de observación para determinar si “una condición ya la traía el perro o es una reacción a la vacuna”.

Para más información comunícate al 2256-5633 con Eva Reyes o visita Viva La Pet.




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